El canal de derivación de la central hidroeléctrica de Santa Elena recorre el margen derecho del valle del Alto Guadiana desde la toma de aguas, situada en el remate de la laguna San Pedro, hasta la cámara de presión situada por encima de la sala de máquinas.

La capacidad del canal alcanzaba los 4.000 litros por segundo.

Recorriendo el canal

Obra y construcción

La central de Santa Elena entró en servicio el 29 de noviembre de 1909. En aquellos tiempos se tardaban entre 7 y 10 años en construir todas las instalaciones y edificios de una central, incluidos las casas para los operarios, canales, tuberías y resto de infraestructuras (1).

Construcción

La canalización estaba construida de mampostería revestida de cemento «portland». El cemento portland es un conglomerante o cemento hidráulico que cuando se mezcla con grava, áridos, agua y fibras de acero discontinuas y discretas tiene la propiedad de conformar una masa pétrea resistente y duradera denominada hormigón.

Es el más usual en la construcción y es utilizado como conglomerante para la preparación del hormigón. Como cemento hidráulico tiene la propiedad de fraguar y endurecer en presencia de agua, al reaccionar químicamente con ella para formar un material de buenas propiedades aglutinantes.

Aprovechando el desnivel de las laderas de los montes por donde transcurre la obra, el canal de Santa Elena se construyó «en desmonte», excavando la ladera por un lado y disponiendo un terraplén al otro, solución muy segura a efectos de la estabilidad y de la aminoración de filtraciones.

Canal de la central hidroeléctrica de Santa Elena, hacia 1990.
El canal hacia 1990 (2)

Dimensiones

Las dimensiones del canal, construido de forma trapezoidal, eran las siguientes (3):

– Anchura: 1,60 m en el fondo, aumentado a 2 m en distintas curvas del recorrido.

– Altura: 1,80 m, que aumentaba hasta los 2 m en los túneles.

Obreros

Se estima que en la construcción de las centrales de Santa Elena y San Alberto se emplearon unos sesenta braceros, dos cuadrillas de barreneros y algunos canteros venidos desde Galicia. Técnicos alemanes se desplazaron hasta La Mancha para montar y poner a punto la maquinaria de la central.

Fueron tiempos, breves e ilusorios, de pleno empleo para el jornalero de Ruidera.

Cuevas de Madrid

Tanta mano de obra desplazada al valle del Alto Guadiana, ocupada en la construcción de las centrales hidroeléctricas, trajo como consecuencia innumerables problemas de intendencia. Uno de los más relevantes fue el alojamiento de los trabajadores y sus familias durante el tiempo de duración de las obras.

Bordeando el perímetro de la laguna Lengua, muy cerca del recorrido del canal, destacan unos espectaculares replanos estromatolíticos que constituyen un elemento excepcional en el ámbito de los distintos escenarios tobáceos españoles.

Sobre estos replanos cuelgan edificios pleistocenos en los que se encuentran diversas oquedades que, no hace tanto tiempo, estuvieron habitadas por el hombre de las Lagunas. Las más singulares y de mayores dimensiones, situadas en el margen derecho de la laguna, son conocidas como «Cuevas de Madrid».

Cuevas de Madrid

¿Por qué se conocen como «Cuevas de Madrid”? Cuando se construyó la central hidroeléctrica de Santa Elena, a principios del siglo XX, familias que trabajaban en las obras se albergaron en estas cuevas. También fueron hogar de diversas familias de pescadores. Tal concentración de gente convirtió a aquel lugar en uno de los puntos más habitados de todo el valle del Alto Guadiana. Debido a tal magnitud demográfica, las gentes comenzaron a llamarlas con el nombre popular de «Cuevas de Madrid».

Su interior está plagado de recubrimientos estromatolíticos desarrollados en el techo y paredes de la oquedad. Las tonalidades negruzcas, que dominan sobre manera, derivan de los innumerables fuegos y hogueras realizados durante los diferentes momentos en los que estuvieron habitadas.

Testimonios históricos

El canal de derivación de la central hidroeléctrica de Santa Elena es un regio testimonio de la arquitectura industrial hidráulica manchega de principios del siglo XX que se debería proteger y poner en valor.

Plano topográfico 1916

En 1916, pocos años después de la entrada en servicio de la central de Santa Elena, el ingeniero Ezequiel Naranjo trazó un plano topográfico de la cabecera de las Lagunas de Ruidera para el ordenamiento de zonas de regadío del río Alto Guadiana.

Canal de la central hidroeléctrica de Santa Elena en 1916
Comienzo del canal, 1916 (4)

En el mapa aparece nítidamente dibujado el canal de derivación nombrado como «Canal de alimentación de Sta Elena» que partiendo de la toma de aguas , «Compuerta», en el remate de la laguna San Pedro, serpentea por las laderas de los montes del margen derecho del valle paralelo al camino que discurre por el fondo del valle.

Canal de la central hidroeléctrica de Santa Elena en 1916
Hasta la cámara de presión, 1916 (4)

Fotografía aérea 1956

En los años 1956-57, el Army Map Service de EEUU, con la colaboración del Ejercito del Aire español, realizó un vuelo fotogramétrico. El resultado fue una serie de fotogramas en blanco y negro a una escala de vuelo aproximada de 1:32.000, gracias a los cuales podemos observar el estado del tramo fluvio lacustre situado entre las lagunas San Pedro y Lengua a mediados del siglo XX.

Las imágenes aéreas muestran un Alto Guadiana con un pobre nivel hídrico. En en su extremo inferior derecho de la primera fotografía se distingue la toma de aguas, la casa de compuertas y el comienzo del canal de Santa Elena. Los tonos oscuros delatan la toma de aguas a través de las compuertas y su posterior tránsito por el canal de derivación.

En la segunda fotografía se observa el tramo final del canal de derivación que desemboca en la cámara de presión. En el centro de la imagen destaca el edifico de la central hidroeléctrica de Santa Elena, situado en el remate derecho de la barrera tobácea que separa las lagunas Batana y Colgada (5).

Túneles, acueductos y desagües

El canal de derivación llevaba las aguas por la vertiente derecha de las lagunas unas veces salvando desniveles de las vaguadas a través de acueductos y otras, atravesando mediante tres túneles los espolones de carniolas que se asoman al valle.

Para salvar estos accidentes orográficos se construyeron tres túneles de 75 m, 130 m y 158 m de longitud respectivamente.

Además se levantaron varios acueductos, entre los que destaca el situado frente a la laguna Salvadora, de 154 m de longitud, formado por pilares y arcos de mampostería y arquetas metálicas.

Además, el canal incorporaba, a las distancias convenientes, compuertas metálicas de desagüe para su limpieza y varios aliviaderos rebosaderos para controlar el caudal circulante.

Túnel de la Redondilla

Estado actual

La central de Santa Elena paró sus máquinas en el año 1972, quedando el canal fuera de servicio. Desde entonces ha estado sumido en un permanente estado de olvido y abandono.

En el año 2015, la Dirección General de Calidad e Impacto Ambiental de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha resolvió favorablemente el proyecto de la segunda fase del «Plan de Saneamiento Integral del Parque Natural de las Lagunas de Ruidera y municipios bajo su influencia». Para minimizar el impacto de las obras, los trazados de los colectores se realizaron bajo los viales ya existentes, utilizando parte del antiguo canal de Santa Elena.

A pesar de que el próximo año se cumplirá medio siglo desde que sus aguas dejaron de alimentar las turbinas de la central, el canal presenta en la actualidad un estado de conservación aceptable constituyendo un rico testimonio de la arquitectura hidráulica de principios del siglo XX.

Impacto medioambiental

El canal de derivación, con una longitud cercana a los 4 km de longitud, efectuó una enorme transformación del funcionamiento hídrico de las lagunas y el trazado de su cajero suposo un prolongado foso con notables efectos faunísticos de barrera.

También motivó una importante ruptura de fitoestabilización de aquella vertiente. Pues, además de eliminar una continua franja de cubiertas vegetales alojó al pie de la infraestructura enormes masas a modo de escombrera.

Las aguas de arroyada actuaron sobre estos materiales detríticos, producto de la excavación y merced a su carácter suelto y sin protección vegetal fueron arrastradas por aquellas al elevado ángulo de inclinación de las vertientes.

El caudal de 3.000 l/s derivado desde la laguna San Pedro ocasionó una merma importante del agua circulante al fondo del valle. Fue responsable de una notable pérdida de funcionalidad acaecida en las barreras de las lagunas San Pedro, Lengua, Redondilla, Salvadora, Santos Morcillo y Batana (3).


Imagen de portada. Toma de aguas y comienzo del canal de la central hidroeléctrica de Santa Elena. Fotografía del restaurante «El Horno de Constanza». Hacia 1960.
(1) JIMÉNEZ, S., Real Sitio de Ruidera, 2000.
(2) Canal de la central de Santa Elena. Archivo fotográfico de Salvador Jiménez Ramírez. Hacia 1990.
(3) MARIN, JC., El hombre y el agua de las Lagunas de Ruidera, 2007.
(4) NARANJO, E. Ordenamiento de zonas de regadío. Río Alto Guadiana. 1916. Archivo General de la Administración. Ministerio de Cultura. Signatura Ca 18302.
(5) Mosaicos de ortofotos generadas a partir del vuelo americano AMS-1956-57 (Serie B). OrtoPNOA-H 1956-57 CC-BY 4.0 Instituto Geográfico Nacional.