Fiel de fábrica y almacén

El fiel de la fábrica era uno de los puestos más significativos dentro de la organización del asiento en Alcázar de San Juan. Junto con el maestro, tenían que concordar semanalmente todas las obligaciones que imponía el administrador, y que de forma diaria tenían que dar cuenta de todo lo que acontecía en la fábrica.

Eran los fieles los responsables del pase de lista de los trabajadores por la mañana y por la tarde, organizando las labores de ese día a cada trabajador e informando de la ausencia de estos o faltas en el desempeño de sus actividades al administrador. Cada sábado, se comunicaba a la administración de Alcázar el número de hombres empleados, los jornales y las acciones acometidas -incluyendo el resultado-. También tenían que dar cuenta del estado de las calderas (número de ellas que se habían cargado, días que llevan al fuego funcionando y la cantidad y tipo de lejía que habían consumido); todo ello era obligatorio que fuese conocido por el Ministro, a través del administrador.

Morteros donde se fabricaba pólvora artesanalmente

Hasta la instauración de la Compañía de Cárdenas los fieles eran también los encargados de velar por los intereses de los asentistas que gestionaban la explotación del salitre y la pólvora en Alcázar

Alguno de los documentos que los fieles tenían que rellenar por partida doble era el listado de jornales. Estos documentos tenían que ser firmados por ellos, el maestro y el sobrestante, para así ser enviado al contador y así se formalizasen los pagos al añadirlo a la cuenta general.

El fiel era responsable de la formalización del pago de la leña necesaria para las calderas que, firmado por el maestro, era enviado al contador. Lo mismo ocurría con las herramientas y efectos necesarios en la fábrica, independientemente de su naturaleza (cobre, hierro, plomo, madera e incluso esparto). Esto se enviaba al administrador a través de unas papeletas para que se hiciera cargo de los importes. Ambos eran responsables de aquellos bienes que existían en el almacén -los fieles tenían una de las dos llaves que abrían el almacén-, pagando ellos mismos de su bolsillo aquellos que faltasen a la hora de ser inventariados. Lo mismo con los trabajos de carpintería y albañilería acometidos en la fábrica, en los que tenían que estar presentes.

El fiel ostentaba el derecho de tener la tercera y última llave del arca de caudales, y era por tanto responsable de no confiar la llave a terceros a no ser que fuese por motivo grave.

Labor del fiel era recibir el salitre sencillo por parte de los particulares, por lo que jugaba un papel esencial en el trato con los vecinos de Alcázar que poseían salitrerías. Sin el fiel no se podía pesar ni almacenar ese salitre, y se requería para ello que lo asistiera el fiel tercero –Alcázar tenía hasta cinco- y el maestro primero de la fábrica. Junto con el salitre afinado, todos sus pesajes eran comprobados y enviados por papeletas al administrador. Cada 31 de diciembre, el contador tenía que conocer a instancias de el fiel y el propio administrador, las existencias de salitre en la fábrica (a lo largo del mes de enero se mandaba dicha documentación).

Los fieles tenían una serie de auxiliares, fieles segundos, terceros, etc. Su responsabilidad era la de comprobar los cuartos de calderas, de afinos y cuartos cuajadores, de las necesidades que tuvieran (leña, utensilios, etc.). También dependía de ellos la policía de las numerosas herramientas de la fábrica y estaban expuestos a faltas y castigos si no realizaban su trabajo con el suficiente celo. El fiel tercero de Alcázar era el que llevaba la báscula romana necesaria para el pesado de los materiales propios (salitre, leña, etc.) y los adquiridos. Eran ellos los que pasaban lista de manera verbal a los trabajadores, auxiliando de esta manera al fiel primero o principal.

Existe constancia documental de la solicitud de licencia de matrimonio del fiel principal de la fábrica de Alcázar Agustín Flor Camuñas en 1814 [39] y de los fieles de la fábrica de Tembleque, dependiente de Alcázar, Mateo Cayetano Ponte Wamba (1795) [40] y su sucesor Borja Acedo (1798) [41].

Mortero de la fábrica de pólvora de Alameda de Cervera
Mortero de la fábrica de pólvora

Maestro primero

Eran los responsables de llevar a cabo el proceso de obtención del salitre, siempre en consonancia con lo que dispusieran el fiel principal y el administrador de la fábrica. En concreto los procesos que se tenían que tener en cuenta eran:

  • Recolección de las tierras salitrosas. Para ello los maestros tenían que elegir las tierras siempre teniendo en cuenta ensayos previos de obtención de sales de nitrato potásico -base del salitre-. Estas tierras serían las que se extenderían en los tendidos.
  • Filtración adecuada para la obtención de las lejías. El maestro era el responsable de determinar tanto los grados en el aerómetro como de comprobar la existencia de sales extrañas que no fueran salitre. A tal efecto los maestros tenían un perol donde cocían la lejía seleccionada.
  • Evaporación correcta en las calderas.
  • Riegos de las tierras tendidas en las proximidades de la fábrica. Tenían que tener especial celo en este apartado, ya que de ello dependía la calidad de las lejías.

Los oficiales, como los sobrestantes y peones de la fábrica, estaban a cargo de los maestros salitreros junto al fiel primero. Con ellos tenían que convenir las distancias adecuadas de los citados tendidos -zonas allanadas para extender las tierras salitrosas- y la forma de apilar los barros en estructuras llamadas empiladas. Estas empiladas tenían que ser comprobadas frecuentemente, a fin de evitar la pérdida de riqueza de las lejías por negligencias o vicios de los trabajadores. Lo mismo ocurría con las coladeras y los recibidores de lejías, cuya salvaguarda correspondía a los maestros salitreros.

El maestro también era responsable de que hubiese leña disponible para una cocción adecuada en las calderas, y que esto se hiciese exclusivamente en los cuartos cuajadores -base de la obtención de salitre de calidad-. La cantidad de leña disponible que las calderas estén cociendo adecuadamente y que los cuartos cuajadores, base de la obtención del salitre de calidad se dedicase en exclusiva a tal actividad -incluida las herramientas presentes en los cuartos cuajadores eran responsabilidad del maestro primero-

Los maestros junto a sus sobrestantes pasaban lista por la tarde a los trabajadores, además de comprobar la integridad de las herramientas y utensilios utilizados por los trabajadores. Estos sobrestantes -una especie de auxiliar- tendrían que ser formados por los propios maestros para que, llegado el caso, pudieran sustituirles temporalmente.

Portero de la casa del administrador

Eran los responsables de la limpieza de la casa del administrador, comprando para ello los efectos que fueran necesarios para lo que daban cuenta al contador de la fábrica.

Portero de la fábrica

Había también uno o varios empleados a cargo de la puerta principal de la fábrica en la que tenía que estar hasta que se concluyeran los trabajos. Podía impedir el acceso de noche incluso a los propios empleados, a los familiares de los trabajadores, o bien se encargaba de enviar a quien correspondiera a aquellos que solicitasen visitar el interior de la fábrica. Tenía que velar que los empleados no sacaran utensilios, leña, brasa o salitre (reteniendo al sujeto para dar constancia al fiel principal). Los porteros de las fábricas tenían que hacer una ronda al anochecer alrededor, para comprobar que todo estuviese cerrado.

Auxiliares

La fábrica de salitres de Alcázar contaba con una serie de operarios que estaban a las órdenes del fiel, maestro y sobrestantes. Oficiales incluso de hasta 5ª categoría o guardas del almacén son algunos de los cargos que aparecen entre la documentación hallada en los archivos históricos. Son de interés dos hojas de servicio que aportan datos históricos para la ciudad de Alcázar.

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Quinta parte de la publicación «La industria del salitre y la pólvora en Alcázar de San Juan». Tesela nº 81, Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan. 2020.


Imagen de portada. Empiladas en el entorno de la Fábrica de Salitres. Los puntos alargados cercanos a ellas son las zanjas por donde se extraía el salitre. 1840. Fuente: Centro Geográfico del Ejército. H. 1840 “Alcázar de San Juan”.
[39] AHN, HACIENDA, 516, Exp.3266.
[40] AHN, HACIENDA, 511, Exp.2142.
[41] AHN, HACIENDA, 511, Exp.2288.