En los años finales del siglo XV y comienzos del XVI, los molinos harineros que estaban situados en esta zona no eran los de viento, que tan famosos haría Miguel de Cervantes en el Quijote, sino de agua.

Molinos hidráulicos

Los molinos estaban compuestos de una o varias muelas, una solera y los mecanismos necesarios para transmitir la fuerza motriz del agua a las muelas. Su funcionalidad era variada, aunque por norma general eran harineros, aplicándose en otros casos, a la producción textil recibiendo el nombre de bataneros, o simplemente a la extracción del agua [14].

La construcción y aprovechamiento de estos molinos se acometió desde los primeros momentos de la repoblación, existiendo constancia documental de ello. Así está recogido en un documento del año 1330, cuando el maestre Vasco Rodríguez hizo entrega de uno de ellos en el término de Carrizosa, a Juan González, vecino de Alhambra, y a Juan Ordóñez y su mujer Elvira, vecinos de Terrinches [15].

El caudal irregular de los ríos de la zona, provocó que no siempre estuvieran disponibles dichos molinos para cumplir su función, sobre todo, en los períodos estivales, momentos en los que se recurría a los existentes en Ruidera, que gracias al importante caudal de las lagunas, sobre todo, de las más próximas al heredamiento, aseguraban su funcionamiento, incluso en los períodos de sequía.

Antiguo molino de Miravetes transformado en central hidroeléctrica, Ruidera.

Los molinos de Ruidera estaban ubicados en las cercanías de la casa principal: “debaxo de la dicha casa y cortijo estan en la Ribera”, existiendo tres en 1478, aumentando a cuatro a finales de siglo.

Funcionamiento de los molinos

El funcionamiento de los molinos harineros de Ruidera se realizaba mediante la derivación del agua de las lagunas a través de un canal o caz, dotado de compuertas para regular el caudal, que la encauzaba hasta un cubo o balsa, por la que entraba en el cárcavo, una galería abovedada donde se instalaban los mecanismos del molino, que eran accionados por el agua, que a continuación volvía a su cauce originario por el socaz. Las compuertas por donde se daba salida al agua sobrante del caz se denominaban sangraderas.

Entre las piezas situadas en el cárcavo destacaban unas ruedas horizontales o rodeznos, dotadas de palas o cucharas llamadas alabes, en los que incidía el agua, cuya fuerza era transmitida mediante un eje vertical a las muelas, que siempre eran dos: una inferior fija más grande, apoyada sobre una mesa o bancada llamada solera y otra superior más pequeña y móvil, que giraba sobre la solera. Las piedras tenían unos surcos o estrías en las que caía el trigo desde una tolva o embudo de madera, y la fricción de ambas muelas lo convertía en harina.

Los molinos de Ruidera en el siglo XV

Como ya hemos dicho, en 1478 había tres casas de molinos, construidas de cal y canto y cubiertas de teja y madera, situadas “una baxo de otra”, en las cuales había seis ruedas de molinos, “en cada casa dos bien reparadas molientes y corrientes”, estando unidas dos de las casas mediante un canal. En dicho año los visitadores mandaron al conde de Osorno que obligara a los arrendadores a hacer otras dos ruedas a lo largo de 1479, pues existía constancia de que habían estado asentadas dichas ruedas con anterioridad.

Dos años más tarde la situación había empeorado, pues en la segunda casa de molino sólo funcionaba una de ellas, estando la otra inutilizada por “mengua de una rueda somera”. El comendador se justificó indicando que hacía poco tiempo que se había hecho cargo de la heredad, y al preguntarle por otro molino hacia el que iba una buena corriente de agua desde el segundo, pero que no tenía aderezo alguno dijo, “que nunca lo ovo ally”. Con respecto al mandato de que “fisiesen otras dos ruedas de molinos en todo el año de setenta y nueve”, no se había realizado cosa alguna [16].

En 1494 la situación había cambiado, estando en funcionamiento cuatro casas de molinos con siete ruedas, al haber construido Juan Abad la que se había indicado años antes, como pago al arrendamiento de los batanes. Sin embargo, varias de las casas se encontraban en mal estado, teniendo grandes agujeros en sus paredes y los tejados deteriorados. Partiendo de la casa principal, el primer molino que se encontraba era el de arriba, a continuación se hallaba el de en medio, al que seguía el de la fuenllana o fuenllanilla, que era de nueva construcción, edificado al lado de un batán con piedra y barro, siendo el único que sólo contaba con una rueda, por último estaba el molino de abajo. Todos los molinos estaban unidos mediante canales, por los que circulaba el agua que los abastecía. A finales de siglo se realizaron importantes reparaciones en los molinos, que describiremos más adelante.

Piedra de los molinos de Ruidera
Piedra de molino en las cercanías de Ruidera

Los molinos de Ruidera en el siglo XVI

En 1525 se mantenían las cuatro casas, aunque habían aumentado hasta diez las ruedas de molino, en un claro intento de acrecentar la producción. Estos molinos estuvieron operativos hasta 1545, cuando debido una gran avenida de agua, reventó una laguna, llevándoselos por delante. Algunos años después sólo quedaban sus restos, siendo sustituidos por otros cuatro molinos de nueva planta, todos ellos con cuatro ruedas. Para abastecerlos de agua se construyó un canal o caz, que partía desde la laguna que lindaba con la casa principal, alimentando a los molinos y batanes del heredamiento [17].

Las continuas recomendaciones de los visitadores, para que se realizaran algunas obras y reparaciones en las casas del heredamiento y sobre todo en los molinos, que no eran cumplidas de forma sistemática por los arrendadores, provocaron que en 1498 se tomaran las medidas adecuadas para solucionar este problema. Se hizo una extensa relación de las reparaciones necesarias y se contrató a la persona que debía llevarlas a cabo, tras acordar el precio más favorable.

Los molinos necesitaban importantes reparaciones para que pudieran continuar operativos: en el de arriba se debía arreglar y enrasar la esquina de la parte de abajo con su cal y canto, recubrir un portillo y subirlo, así como tapar y repellar varios agujeros grandes que había en sus muros, uno frente a la piedra moledora y otro en una esquina. Además, había que cambiar toda la pared baja y revocar las paredes de cal y canto, sobre todo la que daba al río, además de recorrer todo el tejado y echarle la teja que fuese menester y unos caballetes de cal y arena, así como ponerle una buena puerta de pino.

El molino de en medio necesitaba que recubrieran la pared baja desde enfrente de la primera rueda de molino hasta la postrera, volver a hacer las sangraderas y construir un albollón dentro del edificio, por donde saliera el agua que entrase en él, así como retejar todo el tejado, hacerle sus caballetes y aleros de cal y arena, y ponerle unas buenas puertas de pino.

En el molino de la fuenllana había que igualar las paredes de piedra y barro, repellándolas con cal y arena, y meter cuarenta y cuatro cabrios en el tejado; mientras que en el molino de abajo era preciso recubrir la esquina situada “al cabo de la pared de dicho molino e tornarla a subir de cal y canto”, enrasar la esquina situada en la primera pared del molino, según se entra por la puerta a mano izquierda; “rehendir todo lo que esta movido en la pared junto con la primera rueda del dicho molino”, y cambiar el tejado que estaba hecho de ramas, por otro de madera, yeso y teja.

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Cuarta parte del artículo «El Heredamiento de Ruidera en el paso del medievo a la modernidad» de Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.


Imagen de portada. Muro exterior de uno de los antiguos molinos de Ruidera.
[14] MATELLANES MERCHÁN, J. V.: La Orden de Santiago y la organización social de la Transierra castellano-leonesa (ss. XII-XIV). Universidad Complutense de Madrid. Cuadernos de Historia Medieval. Madrid, 1999, pp. 253 y 254.
[15] AHN. Sección Consejo Órdenes Militares. Santiago. Carpeta 51a, documento 4.
[16] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1063C, visita de 1478, p. 216; libro 1064C, visita de 1480, p. 167.
[17] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1067C, visita de 1494, p. 398; libro 1068C, visita de 1498, pp. 168, 170 y 171; libro 1080C, visita de 1525, p. 997; libro 1085C, visita de 1550, p. 1174.