Caleras

Las caleras tradicionales del Alto Guadiana respondieron durante siglos a las necesidades inmediatas de las poblaciones rurales cercanas. Las caleras tradicionales eran pequeñas estructuras de mampostería refractaria con una boca de carga y una bóveda interior constituida por piedras calizas colocadas ordenadamente y a la que se prendía fuego una vez cargada de fajos de leña a modo de combustible. La orografía del valle del valle del Alto Guadiana  permitía que las caleras se construyesen contra un talud lo que favorecía su carga y su vaciado por parte del calero. La ubicación de las caleras guardaba estrecha relación con los rodales de matorral, principalmente chasca de encina y romero, combustible imprescindible para la calcinación de la  caliza. También se radicaban en base a un buen estrato o veta de piedra fácil de extraer y acarrear; reduciéndose el transporte, en la mayoría de los casos, a unos cuantos volteos de las rocas desde cotas más altas, aledañas al vaso.