Las mejoras económicas en las primeras décadas del siglo XVI
En los primeros años del siglo XVI se vivieron unos momentos duros en toda Castilla, como consecuencia de las malas cosechas a partir de 1502, a lo que se sumó una grave epidemia de peste en los años 1506 y 1507, junto a una nueva crisis agraria, que también afectará a La Ossa, que vio como su población se reduce de los 90 vecinos en 1498, hasta los 80 de 1507 y los 70 en 1511, pero a estos duros momentos, les seguirá un largo período de auge económico, motivado por las buenas cosechas y el aumento del precio de los cereales, como consecuencia de la llegada de los metales americanos, lo que redundará en un incremento de los bienes de la iglesia de Ossa de Montiel y de su población, que en 1515, alcanza de nuevo los 90 vecinos.
Con las epidemias aumentaron las donaciones y mandas, en un claro intento de asegurarse la salvación eterna
Más adelante, cuando las cosechas mejoren y cesen las epidemias, el aumento de la riqueza repercutirá en un incremento de los ingresos de la iglesia, por las donaciones de agradecimiento tras un momento incierto. Con el periodo de bonanza que comienza en 1507, se pudieron realizar obras de mejora, remodelación y consolidación del edificio, que sufrió una profunda transformación a partir de la primera década del siglo.
Un claro ejemplo de las vicisitudes por las que pasa la iglesia en esta época, primero de incertidumbre, y luego de consolidación, lo encontramos en 1507, cuando Pedro López, mayordomo de la iglesia, reciba de su antecesor 32.911 maravedíes, a los que sumará “ciertas cabras e ovejas”, 2.000 maravedíes por la venta de una yegua, mientras que el resto de los ingresos hasta los 36.188 maravedíes y medio, proceden de las sepulturas y limosnas. De ellos gastará 13.287 en la compra de unas casas, linderas con las de Aparicio de Arenas y Juan Martínez, otra vivienda para el cura, lindera con las de Juan Martín y Miguel López, y de una viña de 2.500 vides, que se encontraba en el camino de Socuéllamos. A estas compras, se suman otras tierras y heredades donadas por Pedro Ruiz, de las que no se obtienen rendimientos porque “no las tiene domadas”, al no estar cultivadas.
Estos bienes le daban a la iglesia una cierta independencia económica, reforzada cuando en los años siguientes se le conceda el dezmero excusado, el cobro del diezmo más alto que se pagaba en la villa
Ese mismo año, se fija que todos aquellos que abran sepulturas en la iglesia paguen 12 maravedíes, como era costumbre en el Campo de Montiel, encargándose el mayordomo o el sacristán de cobrarlos, además de hacer un inventario de los bienes de la iglesia (10).
Al disponer de mayor cantidad de dinero, se acrecentaron los ornamentos de la iglesia, contando en 1511 con ocho casullas, una de terciopelo colorado ya vieja, otra de raso colorado, una de chamelote negro y otra de chamelote leonado, dos de zarzahán (una nueva y otra vieja), más dos de lienzo, una de color blanco y otra negra. Tenía además una capa de damasco colorado y gran cantidad de accesorios (estolas, manípulos, albas, frontales,…) (11).
Entre 1511 y 1515, se hizo un sagrario nuevo y se compraron unos hierros para hacer las hostias, además de un incensario de latón, a lo que habría que sumar las donaciones: una alfombra por Andrés López, un alba con su estola y manípulo de terciopelo verde por Andrés Blázquez y un velumtempli (12). A lo entregado por los fieles se unirá un nuevo ara consagrada que había dado “el cura que agora es de la dicha villa”. Entre 1515 y 1526 las adquisiciones fueron menores: un dominical de las reglas de cuaresma, un cuerpo de oficiario dominical y santoral de la quinta regla y una sobrepelliz de lienzo, pues la mayoría de los ingresos se dedicaron a las obras de la iglesia (13).
La pila de bautizar era de “grano bueno” con su cubierta de madera y sus argollas de plomo, a la que se le puso una barra de hierro con su candado, estando correctamente guardados el óleo, crisma y óleo de los enfermos, siendo renovado el Sacramento por el cura cada ocho días (14).
La guerra de las Comunidades supondrá un freno al expansionismo económico y demográfico de Ossa de Montiel, ya que irrumpió en la villa una tropa de mil cuatrocientos soldados, que asolaron el pueblo y destruyeron gran parte de las haciendas de los vecinos, suponiendo un fuerte impacto para ellos, pues más de cincuenta años después seguían considerándolo como una de las causas de su postración (Valdelvira González, 1996, 170), aunque a ésta habría que buscarle más motivos, como eran la pobreza de sus tierras y su situación fronteriza entre el Campo de Montiel y el partido de Alcaraz.
En mayo de 1526 la situación se había normalizado, obteniendo el mayordomo Andrés López, en los tres años que llevaba en el cargo, unos ingresos de 1.200 maravedíes por las sepulturas, 2.242 maravedíes y ½ del bacín, y 13.869 del dezmero excusado, conservando de este último 16 fanegas de trigo, 4 y ½ de cebada y 15 arrobas de vino, que no había vendido (15).
El beneficio curado era pobre, al no contar con propios, lo que hizo que en 1507, esté de nuevo al frente de la iglesia un clérigo de la Orden de San Pedro, Hernando de Varea, que recibía dos mil maravedíes del Concejo como ayuda, aunque carecía de nombramiento efectivo, que consiguió el 5 de septiembre de 1513, por una provisión real firmada en Valladolid por su secretario Miguel Pérez de Almazán, realizando durante su mandato una buena gestión, llevando un libro de bautizados y confesados, ordenando los visitadores al Concejo buscar el consenso con él para cualquier decisión sobre el dezmero escusado, la obra o cualquier cosa relacionada con la iglesia y sus bienes (16).
En 1526 la situación había cambiado, contando en ese momento el beneficio curado con los ingresos del pie de altar, tres viñas y 2.000 maravedíes que le daba el comendador de Montiel, aumentando la cantidad hasta los 4.000 maravedíes diez años más tarde, a lo que había que sumar los ingresos del besamanos. Las viñas que pertenecían al beneficio eran: una de 400 vides en la Hoya de Miguel López, linde de Francisco Ruiz y Francisco de Montoya; otra de 1.700 vides, linde de Pero Sánchez de Pinilla y finalmente, una de 250 vides lindera con otra de Francisco Serrano. Todo ello, hará que cuando muera el cura de la villa, su sustituto Hernán Ruiz, que será nombrado el 22 de diciembre de 1529, y confirmado por el arzobispo de Toledo, el 18 de enero de 1530, sí fuera un freile de la Orden de Santiago (17).
En 1515, al observar que en la iglesia no había sacristán, los visitadores ordenaron que el Concejo de la villa escoja a uno para “que sirviere e ayudare al cura en las misas e en las otras cosas”, y que se le entregue la cuarta parte del pie de altar, aunque en 1536 cobraba 5 ducados de los ingresos de la iglesia (18), lo que provocará que el 27 de mayo de 1537, el Consejo de Órdenes, indique a los alcaldes y regidores de la villa que en adelante no se entrometan en el nombramiento del sacristán, pues como el cura Hernán Ruiz, era quien le pagaba el salario, debía ser él quien lo eligiera (19).
Una costumbre de la villa consistía en que cuando se celebraban las vigilias y los cabos de año por los difuntos, se solía dar a los clérigos y a la gente que concurría a los mismos pan y vino, lo que no agradó a los visitadores, que ordenaron en 1536, que no consientan que se vuelva a usar dicha práctica.
Segunda parte del estudio histórico titulado «Estudio histórico-artístico de la iglesia de Santa María Magdalena de Ossa de Montiel» realizado por Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.
(10) Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1071C, visita de 1507, pp. 421, 422 y 423.11 AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1077C, visita de 1511, pp. 20 y 21.
(11) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1077C, visita de 1511, pp. 20 y 21.
(12) Paño blanco que el sacerdote se ponía sobre los hombros para coger el cáliz o la custodia.
(13) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1078C, visita de 1515, pág. 20; libro 1080C, visita de 1526, pp. 992 y 993.
(14) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1078C, visita de 1515, pág. 17.
(15) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1080 C, visita de 1526, pág. 993.
(16) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1071C, visita de 1507, pág. 421; libro 1078C, visita de 1515, pág. 28.
(17) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1080C, visita de 1526, pp. 996 y 997; libro 1082C, visita de 1536, pág. 382.
(18) AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1078C, visita de 1515, pág. 26; libro 1082C, visita de 1536, pág. 378.
(19) AHN. Sección Órdenes Militares. Archivo Judicial de Toledo. Santiago. Legajo 56.509.
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