El Señorío de Villacentenos

Así, crearon el Señorío de Villacentenos, título nobiliario que concedieron a una rama de caballeros que sirvieron a la orden durante la reconquista. Este título recayó en los Ribadeneira, cuya relación con los altos cargos de la orden fue siempre muy estrecha.

Así, incluso en el siglo XVI, Catalina de Ribadeneira, hija del Señor de Villacentenos (Don González Pérez de Ribadeneira) llegó a contraer matrimonio con Don Álvaro de Zúñiga que a la postre sería prior de la Orden. Otros Ribadeneira aparecen en la vida social y política alcazareña en los siglos XVI y XVII. Sin embargo, de nada sirvió la creación de este señorío para el mantenimiento de la población en este lugar.

La maldición de Villacentenos

Los pocos residentes que quedaban estables en el lugar y que se dedicaban a las labores agrarias, ganaderas y forestales sufrieron con gran saña la gran pandemia que en 1438 se cernió por toda Castilla. La peste asoló el lugar y nadie quedó vivo.

Un texto desgarrador, anuncia la maldición que cae sobre los pueblos sobre los que se cierne la peste:

Los cerdos comen cadáveres en las calles…
Ya están todos muertos, hombres mujeres y esclavos.
Los últimos supervivientes quemaron las viviendas con los agonizantes dentro…
El espanto de la muerte rompe los afectos, el padre niega al hijo, la esposa al marido…
El pánico adormece la piedad, y la caridad…
Que la maldición divina deje seca y despoblada esta tierra hasta el fin de los siglos.

La maldición de Villacentenos
Nadie quedó vivo (1)

Villacentenos, como otros muchos lugares (Pedro Muñoz como ejemplo) quedó totalmente despoblado. Muchos de ellos volvieron, con el tiempo, a repoblarse pero el antiguo castillo nunca volvió a constituirse como núcleo poblacional y con la afloración de nuevas localidades vecinas, se sucedieron gran cantidad de pleitos entre los habitantes y los gobiernos de estas villas que litigaron continuamente por conseguir la explotación de lo que se denominaba “el cortijo de Villacentenos, con su serna, su huerta, su dehesa y su parada de molino”.

Quizá para poner fin a toda la serie de pleitos que se sucedían entre las localidades vecinas, el Prior de la Orden de San Juan Don Juan de Valenzuela, en 1457, concedió los “privilegios en censo de la dehesa de Villacentenos a Don Juan López Caballero” –cuyo término, por entonces limitaba con Peñarroya, Membrilla, Manzanares, Arenas, Villarta y Herencia-.

Las condiciones que debía cumplir el señor López Caballero y sus descendientes eran sencillas: “por prescio e quantia de dos mil e seyscientos maravedíes de la moneda corriente, pagandolas en cada uno de los años en la villa de Alcazar por el dia de Sant Joan”.

La maldición de Villacentenos, reloj de sol
Reloj de sol

Villacentenos y el Quijote

Pero como ya el lector podrá imaginarse, esta concesión también acabó en fracaso. Don Juan López Caballero y su mujer Inés de Cabrera tuvieron dos hijos: Pedro Barba y Catalina Vela.

El primero fue un caballero que entre batalla y batalla atendió los compromisos de la concesión, aunque según él le producía más gastos que ingresos, y llegó a arrendar parte de Villacentenos entre campesinos y agricultores de las villas vecinas (algunos, como no, de Herencia).

Con su temprana muerte su hermana, casada con Garci Pérez de Rivadeneira, se hizo cargo de este término, aunque no estaba claro si lo hizo de forma legal. Así, pasados los años, un hijo de Catalina, Jerónimo de Ayllón, se ve inmerso en un extensísimo pleito donde tuvo que demostrar la legalidad de su aprovechamiento sobre Villacentenos (el proceso judicial comenzó en 1520 y no concluiría hasta 1529). (Hay que destacar que el citado caballero Pedro Barba es citado en el Quijote, cap. XLIX, primera parte).

CURIOSIDAD: Hago un paréntesis en la historia para relatar una breve “anécdota” que al final también nos lleva a Villacentenos: Un hijo de Jerónimo de Ayllón (último que gozó de la concesión de Villacentenos), Don Alonso de Ayllón, es según un jugoso estudio de Don Angel Ligero Móstoles, el personaje en el que Don Miguel de Cervantes se basó para recrear al otro Alonso, Don Quijote. Por desgracia, el estudio de Astrana Marín que determinó, casi por decreto, que Cervantes nació en Alcalá de Henares ha dado al traste con muchos estudios serios que acercan, mucho más de lo que pensamos, al escritor a Alcázar y a sus principales personaje a lugares concretos muy cercanos a nosotros.

El nacimiento de Argamasilla de Alba

Mientras tanto, los grandes señores de la Orden de San Juan seguían esforzándose en levantar un pueblo en la zona del antiguo Villacentenos, limítrofe con la Orden de Santiago, para reforzar su control sobre aquel espacio.

En 1531, el Prior de la Orden, Don Diego de Toledo acordó con 38 vecinos de diferentes localidades conquenses poblar un sitio al que llamaron Santa María de Alba, situado entre la ubicación de Villacentenos y la actual Argamasilla de Alba.

Durante cuatro o cinco años, estos vecinos hicieron sus casas; pero la influencia negativa del antiguo castillo parecía no tener fin. En breve, tanto los hombres, como sus mujeres, hijos y criados empezaron a contraer varias enfermedades. Gran parte de ellos murieron. Los sobrevivientes, considerando que el emplazamiento de la villa era insalubre, suplicaron al Prior trasladarse a otro lugar algo más alejado de aquel lugar.

El Prior aceptó, y de esta forma en 1539 se marcó un nuevo lugar para la construcción de unos nuevos solares. Fue el nacimiento de Argamasilla de Alba.

«Anterior»    «Siguiente»

Segunda parte del estudio histórico titulado «Breve historia de Villacentenos».


(1) PIETER BRUEGHEL, P. El triunfo de la muerte. Museo del Prado. Madrid.
LORENZO, P (1978): “Los ríos inéditos: Guadiana”. ABC.
LIGERO, Á. (1991): “La Mancha de Don Quijote”. Excelentísimo Ayuntamiento de Alcázar de San Juan.
BARQUERO, C. (1995): “La Repoblación Hospitalaria en la Corona de Castilla (siglo XII-XVI). Universidad Autónoma de Madrid.
RODRÍGUEZ , MA. (2007): “Aproximación a la cartografía informática del territorio de la Orden de San Juan en la provincia de Ciudad Real” en Cuadernos de Estudios Manchegos.
MELERO, D. (2003): “Tierra de castillos”. Diputación Provincial de Ciudad de Ciudad Real.
MONTERO, J. (2002): “Carpetanos y vettones en la Geografia de Ptolomeo”. Tesis Doctoral. Universidad Complutense de Madrid.
URBINA, D. (1998): ”Carpetania romana y los carpetanos indígenas: Tribu, etnia, nación o el país de los escarpes”. Universidad Complutense de Madrid.