Cadáveres emparedados en el tobazo

«Al excavar el segundo canal descubrieron dos cadáveres emparedados en el tobazo, tapados con una losa caliza, lo que nos hizo pensar en una necrópolis alrededor de la laguna, relacionada con el asentamiento de los Almorchones»

Con estas palabras dio testimonio Salvador Jiménez,  hace más de treinta años, de los hechos que en primera persona le narró Ulpiano Calabazo, precursor de guías y buzos en Ruidera, sobre los enterramientos descubiertos en el canal del Chorro de las Minas cuando, a finales de los años 10 o principios de los 20 del siglo pasado, el hombre hirió de muerte a la barrera tobácea que separa las Lagunas Tinaja y San Pedro (1).

Navegando por el Chorro de las Minas

Los canales, mejor dicho un canal a cielo abierto y un túnel,  fueron excavados al construir la Central Hidroeléctrica de Ruipérez, para evitar que se inundara la sala de máquinas. Dicha central se construyó sobre un antiguo molino harinero que quedaba inundado en los años de aguas altas cuando la gran cantidad de agua que vertía la Laguna Tomilla anegaba el río natural que la comunica con La Tinaja, lo cual obligaba a los molineros a cesar en sus cometidos hasta el descenso del nivel de las aguas (2).

Los enterramientos del Chorro de las Minas

Se trata de dos orificios excavados desde el suelo de la barrera tobácea en dirección vertical descendente. Sus dimensiones, unos dos metros aproximadamente, les confieren capacidad suficiente para albergar un cuerpo adulto en posición vertical.

Una vez introducido el cadáver, para señalar el lugar o evitar rapiñas, la entrada era tapada con losas calizas muy abundantes en la zona. La mayoría de los restos óseos fueron retirados por el personal de las centrales que realizaba la obra, aunque parte de ellos fueron visibles durante años.

Como testimonio de estos hechos, hoy sólo quedan las hendiduras verticales donde estuvieron depositados los cuerpos sin vida. En uno de ellos todavía se puede observar un trozo de piedra caliza, posiblemente parte de las losas que cubrían la entrada en la zona alta de la barrera.

¿Una respuesta al enigma de los petroglifos de las lagunas?

Los enterramientos del Chorro de las Minas, tal vez, puedan dar una respuesta al enigma de los petroglifos o dibujos esquemáticos, muchos de ellos con un marcado contenido religioso, que decoran las paredes tobáceas de las lagunas

Los dos enterramientos del Chorro de las Minas
Enterramientos en el tobazo

Si cuando se excavó el canal, hoy conocido como Chorro de las Minas, se descubrieron varios enterramientos, es lógico pensar que no serían los únicos individuos sepultados en las abundantes tobas que proliferan en gran parte del valle del Alto Guadiana.

La porosidad y dureza contenida de la roca tobácea pudo hacer que el «hombre de las lagunas» utilizara las barreras tobáceas como autenticas necrópolis

Y qué mejor sitio que las paredes y techos travertínicos, donde las gentes que habitaban en su entorno se reunirían para recordar, rezar o adorar a sus ancestros, para tallar sus símbolos de carácter religioso que les facilitara el encuentro o recuerdo de sus seres queridos, cuyos restos se encontraban reposando a pocos metros de ellos, sepultados en las entrañas del tobazo.

Losa caliza en uno de los enterramientos del Chorro de las Minas
Losa caliza en uno de los enterramientos

Otros orígenes del Chorro de las Minas

Acabamos estas líneas recordando algunas historias sobre los orígenes de los canales del Chorro de las Minas, mezcla de fábula y leyenda.

Algunos dicen que su origen se remonta a tiempos de los romanos, para utilizarla como prisión de cristianos que en tiempos de persecución andaban huyendo por su cuenta y fueron hechos prisioneros y traídos por tropas romanas.

Otras versiones hablan de que el túnel fue hecho por ganaderos de la Mesta, aprovechando la laguna como redil, para proteger el ganado de ladrones y predadores (2).

Cavidades en la toba del canal del Chorro de las Minas
Cavidades en la toba

(1) JIMENEZ, S. Las Lagunas de Ruidera en el tiempo. 1989.
(2) JIMENEZ, S. El río que pasa por mi pueblo. 1994.