Durante unos meses, mientras se levantaba la obra, Paco Barragán se instaló en Ruidera, con su esposa Margot y su perra “Estar”… Con la ayuda económica de su tío Alejandro, contrataron a Antonio Moreno, maestro de obras de Ossa de Montiel, el que a su vez ajustó por unas ocho pesetas la peonada, a los peones de mano u ordinarios, vecinos de Ruidera: Amancio Capdevila, Antonio Rodríguez, Bonifacio Rodríguez, Juan Capdevila, Luis Ramírez y Matías Ramírez. El último acabaría de hombre de confianza de de la familia Barragán.
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Captación de clientes
En la “Plazoleta” de la aldea, una pequeña “colmena” de vecinos, parecían divertirse con la cháchara que vertían: “… Y menudo chasco cuando el tío de Paco subía a la obra y se cató con que algunos peones se venían a Ruidera ciscaos de miedo por el avión del humo…, que mucha gente se metía en las casas… Y el hombre les dijo que vuelta pa atrás, que no pasaba ni media, que aquello eran unos aparatos de los americanos, que echaban fuego por el culo…”. Alguien del “abejar” de la plazuela preguntó a un carrero: “¿No se arregla la chiquilla? ¿Pos aonde la llevas ahora? ¡Pos que se va arreglar! -contestó el del carruaje, esbozando ademanes de resignación-.
La llevaré a don José Carrillo, el médico de Alhambra; que le mandó a Matías agua de almendras amargas y carbón de chaparro machacao, pa el estómago y le ha resultao…; que la pobrecica no cata bocao y casi se nos muere el otro día con la purga de carabaña… Que estamos en la casa hasta aquí… -se llevó la mano al garganchón- Como tengo la Iguala con el de Alhambra, pa qué tirar pa otro sitio… Quería buscar faena en el hotel ese que están haciendo en la Colgá, pero mira lo que tenemos encima… Si no cobrara caro me haría una Iguala con don Damián, el de la Ossa… La podía ver en el Pantano de Peñarroya, don Luis Perrino, que entiende bien a los chiquillos, pero como ya están casi rematás las obras del Pantano, están desmontando los Pabellones de San José y San Guillermo, y el médico va estando más en Argamasilla y allí hay que llevar tela por delante y llegar a la hora en punto, si no como es tan estupidejo y señorón no te atiende… Con el afán de largar, alguien dijo en torno de sorna: “médico aquél de Carrizosa, que le decía al enfermo dime lo que te pasa, que a los dos nos va, pero a ti más que a mí…”. Otro sujeto, dándose media vuelta, escondió sonrisas de guasa y el que estaba a su lado masculló una reprimenda…
A punto de rematarse la obra del “Hogar del Pescador”, Paco Barragán y su tío captaban en Madrid aventureros y solventes clientes; pescadores apasionados, principalmente, ya que en la cristalina fuente de la huerta de la “Hermana María Vicenta”, se cuidaba una ingente masa de unos trescientos mil alevines de lucio y de carpa royal más de cien mil, prestos para ser depositados en la laguna “La Colgada”.
Marcelino Uceda contrajo matrimonio con Celia, hija del “Hermano Ibarra”, un peón caminero que residía en una Casilla del Ministerio de Obras Públicas, ubicada en las inmediaciones de la laguna “Santos Morcillo”, (en la actualidad Centro Médico, en los meses estivales) encargándose de la conservación de la calzada que serpentea el río; hasta llegar a la demarcación del “Hermano Joaquín” el otro peón caminero, que moraba en otra Casilla, cerca de la central de Ruiz Pérez. Marcelino, al que se le profesaba un gran respeto, acondicionó una especie de modesta zapatería, en una de las estancias de la Casilla, donde reparaba el material, que le llevaban los lugareños, incluidos arreos de caballerías… Nosotros, los muchachos, unas veces íbamos andando con el hatillo a cuestas, otras en bicicleta…
En verano, los domingos, fisgábamos, empapándonos de lo que hacían los huéspedes del “Hogar del Pescador”, para nosotros llamativos personajes tan exóticos y fastuosos y sus lustrosos retoños, tan limpios y blancos, con aquella indumentaria impoluta… Nosotros, bastante pingajosos, ni sanos ni bien nutridos, como una especie de urracas, nos sentíamos rapaces algo felices en nuestras ambulantes correrías, andando montes y vegas, únicas superficies de solaz…
España descubre las Lagunas de Ruidera
Aquel hotel, de acogedora y sobresaliente traza, nos parecía un palacio de cuento; donde un día entró un gobernador gordo; aquel que dijera que la peor carcoma de algunas tierras era la envidia y la soberbia, acrecentada en las capitales de provincia… Y aquellas muchachas…, que nos parecían de cera…
Los parroquianos ajustados por Paco en la capital, unos hacían el viaje en vehículos propio (¡qué autos!), otros en tren hasta la estación de Cinco Casas…
En la parada de Cinco Casas subían a otro tren, con descanso en Argamasilla de Alba y al poco llegaban a la estación de Tomelloso, donde terminaba la vía férrea, una especie de callejón sin salida en “fondo de saco”…
Allí pernoctaban hasta las seis de la madrugada, subiéndose en el autobús “La Viajera”; cuyo itinerario era Tomelloso-Albacete, con apeadero en la aldea de Ruidera, junto a la taberna del “Hermano Juan de Mata», (donde casi siempre había algún ajumado voceras o taciturno) que se encargaba de que los centralistas de la central hidroeléctrica de “San Alberto”; llamaran por teléfono a los compañeros de la central de “Santa Elena”, que se lo notificaban a Paco, a veces desgañitándose a gritos, para que se desplazara a Ruidera a recoger los clientes agenciados en Madrid… Ipso facto, Paco se ponía en marcha, bien en la sonada y llamativa moto con sidecar, con la furgoneta D. K. W., o río abajo con una pequeña embarcación, provista de un sencillo motor fuera borda, trasbordando en la “Laguna del Rey”, cerca de las compuertas de la central de “San Alberto”.
Sobre aquella barca, en la linde fluvial de lo que era el huerto de “La Hermana María Vicenta”; en el borde de la entonces impoluta lámina del agua de la laguna “La Colgada ”, que se abría sus rumbos como elemento fundamental de la vida…, el año 1963, Carlos Estrada y la actriz Rocío Dúrcal, fueron filmados en varias escenas del film “Rocío de La Mancha”.
Una vez en el “Hogar del Pescador”, el turista era recibido con mucha lisonja, por Margot y su hija Margarita, por la abuela Mari y hasta la perra “Estar” gimoteaba de alegría cuando entraban los huéspedes… Festivos, fines de semana; en la temporada de amochar pieza anadina y en verano, allí se alojaban influyentes de la época: el empresario de Fabra y Coast, el Conde Godó, médicos prestigiosos, latifundistas; el fabricante de gaseosas José María Núñez, Montaner, Fernando Perna, gobernadores y don Andrés Resquejo, Comisario de Policía de Albacete.
Allí tomaría su refrigerio don Gregorio Marañón, cuando fue invitado por la familia “Cuartero”, a unas batidas perdiceras en las fincas “Era Vieja” y “El Madero”. En el “Hogar del Pescador” pasaban sus buenas temporadas de relax “Los Mazuecos”, acreditados galenos de Alcázar de San Juan y don Emiliano García Roldán, de Manzanares, que también pasaba consulta en la casa de Matías, a tres pesetas por auscultación…
De Hogar del Pescador a alberque juvenil
Pese a que el negocio del “Hogar del Pescador” iba viento en popa, el señor Barragán, a la afición de la pesca añadió otras…, codeándose con varios “peces gordos”, a los que no les podía seguir el ritmo; (?) por lo que tuvo que asociarse con un acaudalado madrileño, Pepe Vázquez; construyendo un pabellón para los turistas menos sonreídos económicamente y de mesas menos manteladas…
En la década de los setenta, el inmueble fue adquirido por la Administración, que lo transformó en el albergue juvenil “Alonso Quijano”. Por diversos motivos el negocio echó el cierre a partir de la primera década del siglo XXI.
En estos días, cuando ni los gorriones del barrio nos reclaman pan, a la amanecida, por haber fenecido y cuando no sabemos cuántos son los diversos “auxiliares” (aparte beber sin tener sed y zampar sin hambre) del ser humano para atenuar hastío, aturdimiento, arrobamientos de cretinismo y desasosiego; estimulando en su estado anímico animaciones, que entrarían en los nebulosos hábitos chamánicos de la Prehistoria, nuestra “voz mensajera” parece extenderse, tomando el rumbo del valle del Alto Guadiana, llamándonos a hollar de nuevo aquellos antañones universos de la infancia… Los latidos del corazón modulan largo rato el eco de la llamada; llevándonos por aquellas trochas terreras, cuando chaveas, unas veces sorteando baches, otras dando tumbos, pateábamos el paraje…
Junto al “Hogar del Pescador”, en aquel universo, está el “mortuorio” auto del gobernador y aquel autocar “azulizo” del que bajan niños encorbatados, regordetes, de rostro redondo, que se les nota muy educados… Estamos en el muy arañado filo del agua… Miramos torcidamente a la Casilla de Marcelino, para dejarle calzado bastante desvencijado… De un matorral hirsuto salta, asustada, un ave montaraz… El día se comienza a ausentar deprisa, con cielo arcilloso… Las ramas de las coníferas de “El Pinar”, se convulsionan por un ventorrillo… Muchas cosas se aposentan en las obscuras dimensiones… “Nudilleamos”, suavemente, la puerta de aquella Casilla, esperando que aparezca Marcelino o su esposa Celia… Una voz áspera y unos rostros, de unos visitantes de ahora, que nos enfocan torvamente nos indican: “¡Jefe! ¡Que ahí no hay nadie ahora…!”. Nos cuesta responder, pero por fin lo hacemos: “¡Gracias! Me he equivocado…”.
Segunda parte del estudio histórico titulado «Recordando aquel Hogar del Pescador, primer hotel del Alto Guadiana y vivencias de la infancia».
(1) Imagen de la película «Rocío de la Mancha» dirigida por Luis Lucia Mingarro en 1963 y protagonizada por Rocío Dúrcal.
05/09/2022 a las 8:12 pm
Hola Bernardo buenas tardes me gustaría compartir algunas fotos y documentación si es e tu interés, espero animarme a pasar un largo fin de semana por allí. un abrazo. Ramon Sierra
24/09/2022 a las 11:54 am
Avísame cuando vengas y a ver si podemos conocernos. Un saludo.
17/01/2022 a las 12:52 am
Hola buenas noches soy el hijo de D. Ramon Sierra Arija y Encarnacion Martin-Portugués propietarios de este hotel hasta su venta a la Administración del estado en 1.975 antes de la muerte de Franco. También mi Padre fue promotor de los cuatro edificios que rodeaban a este maravilloso hotel. Así mismo poseíamos una finca de caza menor que tenía la licencia de vedado número 69 en la carretera de Ruidera a Argamasilla De Alba a ambos lados de la citada carretera comarcal. En esa finca se realizaban muy importantes cacerías de Pediz y caza menor. Teníamos dos guardas excelentes Jose y Juan Antonio que después se quedó a cargo del Hotel. Yo me he criado allí todos los veranos y he visto crecer la historia de Ruidera y sus magníficos habitantes. Mis Padres adquirieron este hotel en la década de los años 50 ya que yo soy de 1.961 y ya está a allí cuando nací. Tuvimos la suerte de enseñar a mi familia Ruidera hace unos años hospedados en la Finca del Celemin. Un saludo afectuoso desde Madrid. Ramon Sierra Martin-Portugues y familia .
30/01/2022 a las 2:42 pm
Buenos días Ramón. Me ha encantado tu comentario. A ver si alguna vez regresar a Ruidera y podemos quedar para hablar de los viejos tiempos, que seguro tienes muchas cosas que contarnos. Un saludo.
30/01/2022 a las 2:49 pm
Hola Bernardo, perfecto tenemos pensado volver my pronto Ruidera te lo haremos saber para reunirnos allí. Cuando quieras y si eats interesado puedo enviarte documentación, fotos de lo que necesites de esa época, Fueron momentos muy importantes de mi infancia y mi familia allí. Un fuerte abrazo. Ramon Sierra
11/02/2020 a las 9:21 pm
Comparto tu emoción Margari, pero casi nadie valorábamos la tremenda carga de trabajo de mamá. Yo la vi salir a la carretera a llorar desesperada: ella lo hacía todo: la comida, la limpieza, el lavado y tendido de las sábanas al sol, la olla de café con un tizón encendido dentro, la atención a los clientes, el servicio a las mesas…
Pienso que todo eso empezó a costarle la vida que terminó para ella demasiado pronto.
07/02/2020 a las 1:39 pm
Soy Margarita, la hija de Paco y Margot y me he emocionado mucho al leer esto. Muchas gracias por traerme tan buenos recuerdos y por recordar a mi familia
13/02/2020 a las 12:30 pm
Buenos días Margarita. Hace unos días hablé con tu hermana Begoña y me ha enviado varias fotos entrañables para tu familia en la que tu padre está hecho un chaval. Hemos quedado en organizar un viaje a Ruidera para conocernos y recorrer los lugares que son historia de vuestra familia. Saludos
07/02/2020 a las 11:03 am
Que recuerdo tan bonito. Yo también pasaba buenas temporadas en el Hogar del Pescador como hermano pequeño de Margot y años después recién casado pase por allí.
04/02/2020 a las 3:14 pm
Muy interesante el artículo, desconocía que el antiguo albergue hubiera sido antes un hotel.