En las dispares orografías meseteñas de la Península Ibérica, había relevantes llanuras como La Mancha Baja o de Ciudad Real “…llanuras peladas (decía Estrabón) con escasez de agua y población…”.

“…tierras del interior que no producen si no esparto, por lo que a esta llanura se le llama corrientemente Iukarión Pedión… Donde las gentes se nutrían de bellotas, que una vez secas y molidas se hacía pan, “que podía guardarse durante mucho tiempo…”

Plinio hablaba de los Amnacensis, gentes que habitaban entre los ríos Tajo y Guadiana…

Hoy se sabe con bastante certeza, que a partir del periodo Neolítico, la especie humana (y otras) ha venido gozando de fases climáticas bastante estables, lo que no ocurría en épocas anteriores y tampoco sucederá en tiempos por venir…

En el medioevo tuvo lugar un periodo cálido, que duró desde el siglo X al XIII, en pleno auge musulmán; proliferando regadíos con la construcción de grandes almunias, albercas, acequias etcétera. En cuencas fluviales como la del Alto Guadiana, se dragan canales, regueras y se montan esclusas para hacer más productivos terrenos-secarrales aledaños…

A partir de mediados del siglo XVI, hasta mediados del XVIII, más concretamente desde 1650, (acrecentándose en 1770) fuertes olas de frío (pequeña glaciación) dejan ateridas vastas zonas del planeta, congelando multitud de entornos hidrológicos de Europa.

Molinos y batanes del Alto Guadiana

En la ribera del Alto Guadiana, como en otras cuencas fluviales, a partir del siglo XIV, se instalan batanes o “molinos traperos”, para que la batanadura de paños se realizara de manera mecánica; ya que aquella labor la desarrollaban las personas, bien pisando los burdos estambres o golpeándolos manualmente, con pisones de madera de encina u olmo.

Los molinos para molturar el trigo y otros cereales con la finalidad de obtener harina, salvado, moyuelo y “harineta” para, los pobres, echar tortas a la “flama”, que en un principio eran movidos por hombres y animales, son impulsados por corrientes de agua (y viento); emplazándose en los esteros fluviales, en tramos innavegables. Algunos Fueros de la Península Ibérica establecían:

“…los molinos de nueva construcción cuya rueda haya dado más de tres vueltas ya no podrá ser obligado a parar…”.

La pólvora, como componente explosivo para artefactos de combate, todo apunta a que se utilizó en 1171, en la batalla de tsai-shih. En el siglo XIII, ya la utilizaron los árabes; empleándose en la península allá por el 1342, en el sitio de Algeciras, contra las tropas de Alfonso XI.

En la cuenca del Alto Guadiana, se horadaron originales morteros en bancos de roca caliza, donde se elaboraba pólvora de manera artesanal y clandestina, mezclando carbón vegetal, salitre y azufre, con anterioridad a la construcción de los “Molinos de la Pólvora”, en la desembocadura de la laguna del Rey, en Ruidera, una vez trasladada la maquinaria de los “Molinos de la Pólvora” de Alameda de Cervera (municipio de Alcázar de San Juan). Traslado que se efectuó, coincidiendo con el máximo rigor y severa invernada (1782-1783) de la “Pequeña Edad de Hielo”.

Morteros del Alto Guadiana

Los Molinos de Pólvora del Rey

El curso de las aguas del Guadiana ( consta en los Archivos de Alcázar), por el territorio del Gran Priorato de la Orden de San Juan, tenía en el Real Sitio de Cervera una servidumbre de uso, en los molinos de Pólvora del Rey, próximos a este lugar, administrados por la Real Hacienda. La fundación se produjo durante el reinado de Felipe IV; datando la licencia y permiso para su establecimiento, del día tres de Febrero de 1647 (Mandado en la villa de Alcázar de San Juan, a cuatro días del mes de Junio de 1725):

“…que los molinos en que se trabaja la pólvora, lo que se ejecuta en el río Guadiana y su agua, están suspensos por falta de ella…”.

Mandando el Rey Carlos III, trasladar los cuatro molinos de Cervera, al pie de las Lagunas de Ruidera.

“…Por cuanto el Infante Don Gabriel, mi amado hijo (dice Carlos III) Gran Prior de Castilla en la Orden de San Juan, se me pidió permiso para abrir a su costa en el Gran Priorato, una acequia de riego con las aguas que salen de Ruidera… (…) …; complacido del celo patriótico, con que promueve la agricultura y la industria en los pueblos de su Dignidad, le respondí estaba conforme… (…). Será el depósito general de las aguas y principio del Canal en la laguna nombrada de Miravetes; y términos de las Villas de Argamasilla, Cervera, Alcázar, Villacentenos…”.

Legalizadas las Ordenanzas, las obras del Canal serían dirigidas por el prestigioso arquitecto Juan de Villanueva.

Al no mucho tiempo de puesto en marcha aquel “Plan Geográfico”, (así se denominó), varios tramos de la cuenca del Alto Guadiana (al que los moriscos llamaban “Río de la Plata” ), quedaron reducidos a mera quimera; enfrentados los colonos a una suerte de excepcional dureza, ya que entre otras muchas causas, como gravámenes excesivos, el protozoo del tipo esporozoo, causante de la enfermedad del paludismo, llamado plasmodio; que es transmitido al ser humano por la picadura de la hembra del mosquito anopheles, hacía terribles estragos en la población.

De Ruidera a Alcázar de San Juan por el canal del Gran Prior
Imagen del canal del Gran Prior, 1945 (1)

De Ruidera a Alcázar de San Juan

Exploradores de orden secundario, parten con el afán de rescatar del hado fatal del paso del tiempo y aportarles los merecidos honores, a un río, (hoy extinto) a unas gentes y a unas industrias ya arruinadas, de las cuales se sirvió la humanidad, gozando y sufriendo con los productos obtenidos, con su comercio calculador y aprovechados tejemanejes y rento abusivo y con la elaboración de elementos nefastos…

“Factorías”, caídas y olvidadas que dejaron una honda huella y un eco continuo en las eternas moléculas del agua de entornos lacustres y fluviales. ¡Ondas retumbantes, espantadoras y emplazadoras de lo humano!

Corriente abajo, desde Ruidera hacia Villacentenos (Alcázar de San Juan), el itinerario ha sido ideado por el letrado ciudadrealeño Bernardo Sevillano y el timón y carta de marear son controlados por el profesor de historia alcazareño, Jesús María Lizcano.

Embarcados en imaginada y atrevida navecilla, van los osados descubridores, erigiendo de nuevo aquellos tenaces proyectos de molinos harineros, batanes, fortalezas.., y haciendo resurgir parajes y seres humanos que, pese a los descomunales esfuerzos de su faena, fe e ingenio; en tiempos de supersticiones, fábulas, subyugación y desapego a la existencia; orando por pronto final para el eterno descanso, cuando la historia de la humanidad era una espesa y terrible urdimbre de miseria, injusticias y combates , apenas si han entrado en la historia, cayendo pronto en el olvido…

El día se torna de un color tan oscuro, que un rayo de sol que se cuela entre nubarrones, parece una luminosidad de abducción, que fuera a operar un milagro…

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Primera parte de la crónica titulada «De Ruidera a Alcázar de San Juan, rastreando el Canal del Gran Prior».


(1) Mosaicos de ortofotos generadas a partir del vuelo americano AMS-1945-46 (Serie A). OrtoPNOA-H 1945-46 CC-BY 4.0 Instituto Geográfico Nacional.