La casa cortijo de Ruidera estaba asentada en la ribera del Guadiana, donde se ubica en la actualidad el pueblo de Ruidera. Era un cortijo con paredes de cal y canto, tres de ellas tenían una altura de cuatro tapias, mientras que la cuarta era más baja, con sólo dos tapias en alto.
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La casa cortijo y la torre en el siglo XV
Contaba con unas puertas de madera y en 1468 había junto a la entrada una torre defensiva de tres pisos con dos bóvedas, y una mazmorra en su interior, a cuyo frente estaba un alcaide, para proteger el edificio de posibles ataques, ya que en estos momentos se vivía un período un tanto revuelto.
Sin embargo, al no contar Gabriel Manrique, conde de Osorno, con fuerzas suficientes para su defensa, “la fiso derribar en tiempo de las guerras por que no se metiese en ella algunas gentes” [5], evitando de esta forma que algún noble enemigo estuviera tentado de ocuparla y establecer en ella una guarnición, privándole de su posesión y de las rentas del heredamiento, como había pasado en el castillo de Alhambra y otras fortificaciones del Campo de Montiel.
Según se entraba al cortijo, a mano derecha, había una cocina grande con su horno, pero estaba caída, pues cuando se procedió al derribo de la torre, le afectó por su proximidad, provocando su hundimiento. Junto a ella había un establo, en el que cabían cuatro caballos, y a continuación una casa de despensa que contaba con una puerta grande con su cerradura, para proteger los abastecimientos que se guardaban en ella.
A mano izquierda de la entrada, se encontraba una casa, en la que había otra cocina y un establo, todo ello “razonablemente reparado”. En medio de la edificación había un patio, mientras que en la parte trasera se hallaba el corral, en el cual había plantados dos álamos muy grandes. Uno de ellos fue cortado por Andrés Gómez Canuto, vecino de Membrilla y el otro lo hallaron caído los visitadores en 1511 [6].
Abandono y reformas a finales del siglo XV
El derribo de la torre y su abandono habían provocado un grave estado de deterioro, estando “la casa hendida por tres o quatro logares”. En la última década del siglo se habían reparado los desperfectos, modificando en parte su estructura. En la entrada de la casa se habían puesto unas buenas puertas de madera de pino, y entrando por ella había un zaguán desde el que se accedía a un patio grande. En la parte derecha del citado patio había un cuarto, en cuyo interior se hallaba una habitación grande con una buena chimenea, mientras que en el lado izquierdo había una despensa, para guardar los víveres. En el lado derecho se había construido una escalera de piedra por la que se accedía a una cámara alta, situada sobre la casa principal, la cual estaba razonablemente reparada.
La casa baja contaba con un horno empotrado en la pared en el que se cocía el pan. A mano izquierda de la entrada de la casa había una caballeriza con sus pesebreras, que se había hecho nueva, y en la que cabían entre dieciséis y veinte bestias, con lo que se había aumentado de forma considerable la capacidad de la casa para guarecer las caballerías de la heredad.
La casa de bastimento a finales del siglo XV
Saliendo de la casa, un poco más adelante a mano derecha se encontraba la casa de bastimento, en la que se almacenaban los bienes de la heredad, convirtiéndose en un espacio representativo del poderío económico de la encomienda, donde se custodiaban toda clase de alimentos y géneros.
En la parte superior, a la que se accedía por una escalera de piedra, había una cámara alta, hecha de madera y con un tejado a dos aguas cubierto de teja, que cumpliría las funciones de almacén cuando la parte inferior estuviera ocupada, o para los alimentos que era preciso preservar de la humedad [7].
Reformas a principios del siglo XVI
A comienzos de 1499, se realizaron varias obras de mejora en el establo y en la puerta de entrada, tapándose los agujeros y desperfectos de los muros, y arreglando los tejados al tiempo que se renovaban las tejas. Tras esta reforma la casa sufrió un largo período de abandono, de forma que una buena parte de las dependencias estaban mal reparadas e incluso algunas descubiertas llegando al extremo de que en octubre de 1515 “estan de manera las dichas casas que los arrendadores ni lo moradores pueden estar ni morar en ellas”.
No será hasta 1525 cuando comience a repararse, aunque no en su totalidad, mientras que en los años siguientes se vuelve a acondicionar, arreglando una habitación grande con su chimenea y su horno, una despensa y otra parte de casa para el servicio. Por la escalera se subía a “una pieça questa encima el çaguan”, mientras que en el patio había otra escalera “por donde suben a unos aposentos que sirven de alholys y do esta el pan de la renta de los molinos” [8].
Como hemos podido ver, la casa cortijo de la heredad, contaba con los aposentos precisos para el servicio, en la que no podían faltar la chimenea y el horno, donde poder preparar los alimentos que se guardaban en la despensa, así como con unas caballerizas amplias en las que recoger las bestias. En el edificio había una casa bastimento y unas cámaras altas, en las que se guardaba la harina obtenida en los molinos harineros, y las telas y paños producidos por la industria textil asentada en el lugar.
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Segunda parte del artículo «El Heredamiento de Ruidera en el paso del medievo a la modernidad» de Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.
[5] AHN. OM. Libro 1233C, visita de 1468, pp. 74 y 75; libro 1063C, visita de 1478, p. 215.
[6] AHN. OM. Santiago. Libro 1063C, visita de 1478, pp. 215 y 216; libro 1064C, visita de 1480, p. 167; libro 1077C, visita de 1511, pp. 32 y 33.
[7] AHN. OM. Santiago. Libro 1067C, visita de 1494, pp. 397 y 398; libro 1068C, visita de 1498, pp. 167 y 168.
[8] AHN. OM. Santiago. Libro 1070C, visita de 1499, pp. 304 y 306; libro 1078C, visita de 1515, pp. 34 y 35; libro 1080C, visita de 1525, p. 998.
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