Cinco años después, en 1780, los molinos, batanes y demás rentas del Real Sitio de Ruidera estaban arrendadas a Francisco Estacio, Manuel Jiménez, Juan Francisco Martínez, vecinos de Villanueva de los Infantes, y Juan Moreno de Ramos, vecino de Membrilla [1].
Fueron los últimos arrendatarios del antiguo heredamiento santiaguista antes de su cesión y entrega al Gran Priorato de San Juan de Castilla y León el 18 de marzo de 1782.
Contenidos
Quejas sobre los molineros de Ruidera
En el verano de 1780, Vicente Joaquín de Contreras, que continuaba en su cargo de contador juez conservador de las rentas de la Mesa Maestral de Santiago en Villanueva de los Infantes, recibió quejas acerca de que los molineros o los arrendatarios de Ruidera impedían la llegada de las aguas a los molinos de pólvora de Cervera.
El 19 de agosto Contreras comisionó a José Almendáriz, visitador de las rentas de la Mesa Maestral, para que realizara un exhaustivo reconocimiento del Real Sitio de Ruidera y procediera a tomar declaración a sus moradores más expertos y timoratos, preguntándoles si los molineros o arrendatarios eran la causa de que la aguas no llegasen a los molinos y sitios de otros interesados.
También ordenó que se inspeccionase nuevamente la laguna del Rey, las compuertas y la salida de sus aguas, hasta la jurisdicción y término de la villa de Alhambra, nombrando, si fuera necesario, a personas peritas y prácticas que acreditaran cuanto notasen digno de mención que pudiera aclarar la situación.
Dos días después Juan Fernández Mejía, escribano de Villanueva de los Infantes, se desplazó hasta Alhambra, en cuyo término se hallaba Ruidera, para informar a su alcalde, Francisco Antonio Manzano, del reconocimiento que se iba a practicar. El regidor ordenó que Juan José Morcillo, alguacil mayor del juzgado de Alhambra, o uno de los ordinarios del mismo, asistiera y auxiliara al comisionado. Comunicada la disposición al alguacil, éste alegó que le era imposible acompañar a la audiencia y designó a Matías Simarro, maestro ordinario del juzgado, para que así lo hiciera en su lugar.
Ese mismo día a las tres de la tarde el juez comisionado de la Mesa Maestral, el maestro ordinario del juzgado de Alhambra y el escribano partieron hacia Ruidera, donde llegaron sobre las siete de la tarde [2].
Declaración de sujetos imparciales de Ruidera
En la mañana del 22 de agosto de 1780 el comisionado Almendáriz mandó que comparecieran ante él los «sujetos imparciales» que se encontraban en el Real Sitio para prestar declaración sobre si los molineros o arrendatarios de Ruidera eran la causa de que las aguas no llegasen a los molinos de pólvora de Cervera por tapar sus salidas.
Tomás Colores
El primero en comparecer fue Tomás Colores, morador del Sitio de Ruidera desde hacía muchos años. Después de prestar juramento en forma de derecho comenzó su declaración exponiendo que, estando trabajando a mediados del mes de julio de aquel año en una era inmediata a la laguna del Rey, vio cómo la justicia de Alhambra acompañada de diferentes personas, entre ellas un enviado del administrador de las Reales Fábricas de Pólvora de Alcázar de San Juan, pasó a Ruidera a reconocer el estado de las aguas que salían de las lagunas.
Al parecer, continuó el testigo, el motivo de aquella visita era la escasez con que las aguas llegaban a los molinos de pólvora de Cervera. Encontraron echada la compuerta del ladrón de la laguna del Rey y los representantes de Alhambra la alzaron y quitaron. Desde entonces no volvió a verla puesta, pero sí antes muchas veces.
En cuanto a las otras compuertas no pudo dar razón de su estado, ya que los arrendatarios tenían la llave del cuarto donde se encontraban y manejaban.
De 45 años de edad, poco más o menos, no pudo firmar por no saber escribir [4].
Fernando Amador
Después declaró Fernando Amador, vecino de Villanueva de los Infantes, que entonces «estaba» en la Cubeta. Manifestó que en el mes de julio anterior, aunque él no estaba en Ruidera se enteró a su regreso, que la justicia de Alhambra la visitó para quitar la compuerta del ladrón de la laguna del Rey, que es la que vertía al caz nuevo construido para el sobrante de las aguas.
También vino uno de los molineros de los molinos de la pólvora, que llegó a Ruidera como una hora antes que dicha justicia. Encontrando echada la compuerta la levantaron y quitaron. Después no la volvió a ver bajada aunque antes estaba así continuamente.
Por lo que respecta a las otras dos compuertas de la Compuerta Real, a Amador le constaba que, desde que comenzó la corriente, sólo se habían echado cuando había sido forzoso componer algún molino, cuyo tiempo había sido corto, habiendo estado el resto del tiempo en disposición de poder surtir a las cuatro piedras de los molinos que cada cierto tiempo tenían personal.
Terminó su declaración dejando constancia de que los arrendatarios, por el modo de gobernar las aguas, no habían causado perjuicio a otros interesados.
Tenía 33 años de edad, poco más o menos, y firmó su declaración.
Juan de Utrilla
El tercer testigo, de nombre Juan de Utrilla, residía en Ruidera desde hacía muchos días. Declaró que, en el pasado mes de julio, estando en el cumplimiento de sus obligaciones como guarda del cuarto de Cinco Navajos, desde lo alto de un cerro inmediato a la laguna del Rey, vio cómo la justicia de Alhambra llegó a Ruidera acompañada de varias personas y quitó la compuerta del ladrón que vertía al caz que salía de dicha laguna.
Después no la volvió a ver puesta, ni recordaba si antes estaba bajada de continuo. Tampoco le constaba que los arrendatarios hubieran sujetado las aguas en alguna ocasión. De 44 años de edad también firmó su declaración.
Antonio Palomo
A continuación compareció Antonio Palomo, residente en Ruidera desde hacía 14 años. Al igual que los anteriores testigos confirmó que en el mes de julio de aquel año, él no estuvo presente pero se lo contaron cuando regresó, la justicia de Alhambra quitó la compuerta del ladrón de la laguna del Rey, que es la que vertía al caz nuevo.
Antes la había visto bajada, pero presumía que los arrendatarios de los molinos no la tenían echada con intención, ni le constaba que hubieran detenido las aguas de la laguna.
De 45 años de edad, no firmó su declaración.
Miguel Lucas Guerrero
El último testigo Miguel Lucas Guerrero, también residente en Ruidera, declaró al día siguiente, 23 de agosto. Como los anteriores afirmó que, a mediados del mes de julio de aquel año, vino a Ruidera la justicia de Alhambra acompañada por varias personas. Quitó y levantó la compuerta del ladrón de la laguna del Rey que vertía al caz nuevo.
Después no la volvió a ver puesta. Tampoco tenía noticia de que los molineros o los arrendatarios hubieran cortado las aguas con ningún pretexto ni motivo.
Tenía 55 años de edad y no firmó su declaración [5].
Tercera parte del artículo titulado «Ruidera en los reconocimientos de 1775 y 1780» publicado en Cuadernos de Estudios Manchegos nº 45, Instituto de Estudios Manchegos, 2020.
Imagen de portada. Postal del Hundimiento de Ruidera. Principios del siglo XX.
[1] Sevillano Martín, B. (2019): «La Casa del Rey, molinos y batanes de Ruidera en el reconocimiento y aprecio de 1782». En Revista de Estudios del Campo de Montiel, nº 6, pp. 207-238.
[2] AHN, Sección Órdenes Militares (OOMM), Santiago, legajo 6413, reconocimiento de 1780.
[3] VILLANUEVA, J. Plan geográfico del entorno del Ruidera. Biblioteca Nacional de España. Signatura DIB/18/1/4407, 1782.
[4] El cuarto de la Compuerta Real de Ruidera se construyó en el año 1779. Se trataba de una construcción cerrada de planta rectangular, que las gentes llamaban «almenara», con dos compuertas en su interior por donde salía el agua de la laguna al caz viejo para el uso de los molinos y batanes.
[5] AHN, Sección Órdenes Militares (OOMM), Santiago, legajo 6413, reconocimiento de 1780, declaración de los testigos.
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