Administrador general
Con residencia en una casa de la calle Cautivo (actual Casa Museo del Hidalgo). Era el responsable de la fábrica de Alcázar, además de las fábricas subalternas y de los molinos de pólvora de Cervera y Ruidera [29]. No se podía disponer o hacer nada en la fábrica sin la orden verbal o escrita de dicho administrador. Misión suya era la adquisición de material (leña y otros) para la fábrica, siempre bajo resolución del ministerio o dando cuenta en caso de necesidad imperiosa.
El número de oficiales era determinado y el administrador podía alterarlo siempre con la orden expresa del ministerio, no así la suspensión y posterior admisión de ellos (en cuanto a los peones temporales). También podía alterar el reglamento de “pasar lista de los empleados”. Suya era la labor de la correspondencia de oficio, con el ministerio, la transmisión de recursos de dependientes y salitreros obligados.
Bajo determinadas circunstancias, era posible que el administrador eligiese a la persona que bianualmente tenía que visitar la fábrica. Para ello el ministerio gratificaba con medio sueldo el tiempo que invertía tanto el administrador como la persona elegida en la visita. Eran poseedores de una de las tres llaves del arca de caudales y otra de los almacenes y eran responsables de satisfacer todos los gastos de la fábrica siempre que se les presentara el recibo y la firma del contador y oficiales implicados. No podían dar préstamos desde la fábrica, y se responsabilizaban de los libros de cargo de la fábrica de Alcázar y las subalternas. Ellos eran responsables de la entrega de la pólvora a las reales fábricas militares y de los pagos de los salarios.
Sin embargo, desde el ministerio del ramo no siempre se dotaba de efectivo. Así se dejaba constancia en una carta de dote de 1685 [30], en la que se reflejan dos deudas de 423 reales de salitre y 1.422 de los 2.460 reales del salario de un maestro mayor, Bartolomé Varco -contrayente del matrimonio con María Gómez Comino- y así constata el administrador don Diego Sanabria de la Torre [31].
Los administradores de la fábrica de salitre participaban activamente en la vida del municipio. Tanto el administrador como sus oficiales eran invitados por parte del Ayuntamiento de Alcázar a una misa con sermón y solemne Tedeum en acción de gracias al Todopoderoso por la ratificación del matrimonio entre la infanta María Francisca de Braganza y el infante Carlos María Isidro de Borbón, hijo de Carlos IV y primer pretendiente carlista al trono de España años después. La misa se celebró en Santa Quiteria el 13 de septiembre de 1816 y por la noche hubo un repique general de campanas, además de iluminación (se publica un bando el 12 de septiembre de 1816 en el que conminan a los vecinos de Alcázar a tener las correspondientes precauciones para evitar incendios), hogueras y fuegos artificiales de pólvora.
Contador
Se trataba de los oficiales responsables de desempeñar las funciones del administrador en caso de ausencia o enfermedad. De obligada presencia en la fábrica de la calle Corredera, tenía que dirigir las labores de extracción y purificación del salitre. Suya era la labor de llevar al corriente la contabilidad de la fábrica y archivarla en al menos dos libros (para evitar enmiendas). Estas cuentas tenían que enviarse por duplicado al ministro y, si se daba la circunstancia de algún descuadre de cuentas, tenía que consultar con el administrador de la fábrica para corregir esos datos. Tenían la potestad de dividir este trabajo entre los oficiales siempre de acuerdo con el administrador.
El inventariado de material de la fábrica de Alcázar corría a cargo de los contadores, así como la responsabilidad de las contratas y la cuenta general. Los salitreros obligados y otros empleados también eran su responsabilidad y llevaban en cuentas separadas a cada uno con el control de las arrobas de salitre que tenían contratadas, de forma que se controlaba la cantidad de materia prima entregada como parte de su obligación e ir reintegrando sus sueldos correspondientes.
Misión de los contadores era también presenciar actos de carácter judicial o extrajudicial (subastas, contratas, etc.) siendo su misión velar por los intereses de la Corona pudiendo actuar de fiscales. Los contadores tenían además la posesión de la segunda de las tres llaves del arca de caudales que se encontraba en la Casa de la Administración “o la del Rey”.
Existe documentación sobre los que fueron los contadores de la fábrica al menos desde el siglo XVIII en el Archivo Histórico Nacional. Tal es el caso de don Fernando García Álvarez que solicita un 12 de diciembre de 1782 [32] casarse con Bernardina Román de Yébenes, hija del Notario Mayor Alphonso Román de Yébenes. Las solicitudes para contraer matrimonio era costumbre solicitarlas al Monte Pío para que a la hora de enviudar tuviesen acceso los contrayentes a una retribución similar a la pensión de viudedad actual, siendo la documentación más abundante en los archivos estatales.
Tras Fernando García Álvarez otra solicitud para contraer matrimonio de Miguel Antonio Escalante, también contador de la fábrica en 1797 con una vecina de Tembleque (Toledo), Paula González [33]. Consta como contador ya jubilado, contando con 41 años de edad.
Basilio Fernández Cordero fue contador de la fábrica de salitres de Alcázar durante 1814 y 1815. Se tiene constancia de su sueldo de 2.000 reales de vellón anuales como administrador subalterno en Herencia (Ciudad Real) en 1804 [34]. El 14 de noviembre de 1814 [35], ya como contador de la fábrica de Alcázar, y siendo representado por el agente de negocios Domingo Yubero -también vecino-, presenta una moratoria para poder ser acogido bajo la soberana protección del Concejo.
Domingo Yubero “sobreviene” este poder a los procuradores de los Reales Concejos Esteban Peyron, Vicente Francho y Juan Cornejo. Es Peyron el que solicita dicha moratoria por una deuda contraída por el contador de la fábrica con los canónigos de la Santa Iglesia de Toledo mientras era labrador y ganadero en 1807, y que “no afrentó sus pagos debido a la invasión francesa de ese mismo año”. Asegura haber perdido las mulas, ganados “y experimentado otros infortunios”, y que debido a las deudas “podría quedar arruinado junto a su dilatada familia, y en la precisión de mendigar”. Alegan como méritos el haber sido nombrado en junio de 1814 administrador general de las fábricas de Granada y no haber aceptado dicho puesto por los gastos de traslado junto a su familia y las consiguientes deudas contraídas. Proponían pagar a los canónigos dicha deuda en plazos anuales durante seis años. Al no encontrar respuesta, Peyron vuelve a solicitar una reunión con los canónigos de Toledo para solventar el problema. La moratoria continuaría en espera al menos hasta Basilio Fernández Cordero terminaría jubilándose en 1821 [36], aún como contador de la fábrica de salitres de Alcázar de San Juan. A Fernández Cordero le sustituyó Higinio Herrero, que se jubiló en el año 1836 [37].
Auxiliares del administrador y el contador
Las interinidades en ausencia del contador -e incluso administrador y contador- corrían a cargo de los oficiales primero y segundo. Además de la documentación que se le exigiesen por parte del contador, eran los responsables de documentar la vida diaria de la fábrica, ya fuese por lo que se requiriera a los fieles o al resto de oficiales.
Era a los auxiliares a los que se les requería subordinación y armonía para asegurar el servicio, llegándoseles a amenazar de “reprehensiones, corrección o castigo” [38] según sus excesos.
Cuarta parte de la publicación «La industria del salitre y la pólvora en Alcázar de San Juan». Tesela nº 81, Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan. 2020.
Imagen de portada. Fachada principal de la Casa Museo del Hidalgo, antigua residencia del administrador general de la fábrica de salitres de Alcázar de San Juan.
[29] Gallardo Fernández, F.: “Origen, progresos y estado de las rentas de la corona de España, su gobierno y administración”, Tomo VI y VII. Imprenta Real, Madrid, 1808.
[30] AHMASJ. Protocolos notariales.1682-1685. Caja 161. Doc. 6.
[31] Propietario de la casa donde se ubica el actual Museo Municipal.
[32] AHN, HACIENDA, 505, Exp. 414.
[33] AHN, HACIENDA, 511, Exp.2142.
[34] Señán Blázquez, J.: “Guía o Estado general de la Real Hacienda de España”, Imp. Vega, Madrid, 1804. Pág. 187.
[35] AHN, CONSEJOS, 27670, Exp.5.
[36] AHN, HACIENDA, 1247, Exp.39.
[37] AHN, HACIENDA, 3185, Exp.72.
[38] Gallardo Fernández, F.: “Origen, progresos y estado de las rentas de la corona de España, su gobierno y administración”, Tomo VI y VII. Imprenta Real, Madrid, 1808.
Deja una respuesta