En los estratos despedregados y revueltos, aparecen gran cantidad de restos cerámicos y otros, como fragmentos de fusayolas y útiles líticos pulimentados, los que manoseo con alelamiento, ya que todo está subsumido en el más grave de los abandonos y olvidos…
En las Relaciones de La Ossa y Alhambra consta:
«… Hay donde dicen la Mesa, junto a Guadiana, muchos cimientos, donde se dice había una ciudad… de Lagos… y en ella muchos almendros amargos…” y “… hay una fortaleza que llaman el Algezira… y encima de ella… una ciudad que se llamaba Lagos…»
Referencias históricas
En unos apuntes que llevo en una mochililla, cotejo que el historiador asturiano Ceán Bermúdez, reseñó los restos del poblado como del Caput Fluminis Anae del itinerario Antonino… Fernández Guerra y Francisco Coello y Quesada, con Laminiun. Al historiador y arqueólogo alemán, (que no se sabe si realmente pisó el asentamiento) Emil Hübner, se le atribuye la catalogación de una lápida funeraria, aparecida en el sitio; que clasificó como “dudosa”, sin que haya forma de saber sobre su paradero…
Y el periodista e historiador Sebastián Miñano, supuso que en “La Mesa del Almendral” hubo un templo dedicado a la diosa romana del hogar, Vesta. “… y en una cueva -(Manuel Corchado Soriano)- nombrada de Mari Garrida, de gran profundidad, se encontraron monedas de plata y cobre…”.
Hechas innumerables comparaciones o paralelismos de galbos cerámicos y objetos líticos partidos y dispersos en superficie, el yacimiento no guarda relación alguna con la cultura romana… La “dudosa” estela funeraria de Hübner; a la cual, (entre otras localizadas en el Campo de Montiel) se le asignó el número 3.233, podría deberse a un enterramiento-antojo, en el idílico paisaje, de algún personaje apreciado; “patronus” o “dominus” romano, titular de villa rústica, de las diferentes que hubo en la Cuenca del Alto Guadiana…
Pueblo ganadero
Por la cantidad y tipología de los restos del poblado “La Mesa del Almendral”, deduzco que se trataba de un pueblo ganadero; incipientemente agricultor, cazador-recolector y pescador, como así lo demuestran los restos de bivalvos autóctonos (Unio pictorum), dispersos en amplias zonas…
Estas gentes, que ya utilizaban los metales, incluido el hierro, también confeccionaban utillaje lítico, como hachas pulimentadas de esquisto y anfibolita, material que debió ser importado, ya que dicho mineral no se ha detectado aún en la estructura geológica del Alto Guadiana.
«Al ser labrada toda la extensión del poblado, -continué detallando en aquel entonces, de 1979- los restos de las construcciones fueron reducidos a simples montones de escombros… Y de los muros de cal y canto que protegían el asentamiento; principalmente en aquellos sitios por donde era más fácil asaltarlo, solo quedan algunas “tiras” de cimientos muy deteriorados y sepultados.»
El aduar de “La Mesa del Almendral», todo apunta a que sería una mezcla o fusión de grupos, de la Edad del Bronce, aclimatados al ecosistema, pero camino de la catástrofe; aglutinándose en esta estratégica y agreste orografía, posiblemente por incesantes contiendas o por exterminadoras plagas y pestes… Superponiéndose, andando el tiempo, alguna irruptora cultura, portadora de conocimientos metalúrgicos más avanzados; como serían gentes de la Edad de Hierro.
La agrupación poblacional, conllevaría la configuración de un nuevo burgo, que pasaría a ser el núcleo más relevante de aquel sistema y época… Así, se empezarían a trabajar y tratar diferentes metales, con relación a los conocimientos metalúrgicos del momento; sin arredrar de forma total la industria lítica…
Aunque no existen claros indicios de que así sucediera, es posible que las tropas romanas conquistaran este enclave indígena; ya que entre los años 172-193, d. C., las tropas romanas ocuparon, entre otros territorios, las cuencas del Alto Guadiana, Júcar y Turia. No obstante, en superficie no se localizan restos relacionados con el urbanismo y arquitectura romanos, ni con los vanidosos ajuares cerámicos de aquella sociedad… La “arquitectura social” romana no habitó allí…
Cerámica
Los restos cerámicos de “La Mesa del Almendral”, (entremedias algunas fusayolas y otros restos) están elaborados a mano, de manera tosca, análogos a los barros de los recipientes de “Las Motillas”.
Son cerámicas de pasta negruzca, espatulada, mal decantada; con micas del entorno como desengrasantes y zonas de coloración más obscura o tostada, consecuencia de una cocción descontrolada o posterior acción del fuego por incineración de restos humanos o cocinado de viandas; presentando una capa de engobe, de escaso espesor, que en la mayoría de los casos se encuentra considerablemente exfoliado.
En ningún fragmento ha aparecido decoración con incisiones ni policromía y si marcas o toscas punciones en los bordes de las vasijas, hechas con los dedos rítmicamente…
Reflexión final
Desde el “balcón” de una risquera miro hacia los abrigos de “Las Conchas”, caminos y ortodromias de trochas de la “Cañada de Las Hazadillas”; para varios estudiosos ramales del “Camino de La Plata”, “Itinerario de Antonino” y “Ruta de Berones”… Una rapaz va de hambre o camino de la muerte volando muy bajo, cañada arriba… Forja mi mente densas nubes de humo y cenizas, oscureciendo el paraje, embozando los cerros…; gritos indefinibles y otros de agonía de gente atemorizada y apretujada en socuchos…
El sol parece guiñarme un ojo a través de los ramajes de unas encinas; donde unos pajarillos revolotean como jugando al pilla, pilla… Abajo el río del tiempo…; del que siempre ansié conocer su máxima “velocidad”… Lo he mirado desde este geo-lectisternio (toléreseme la licencia) de “La Mesa del Almendral”… Parpadeo y ha pasado ya eternamente; en este inquieto “vuelo” de la existencia…
Bajo el trazado de la naturaleza o tal vez del destino; entre muchos horizontes ficcionados, en esta atardecida de 1979, retorno a la aldea y me paro en la calle solitaria de casas muertas de la central hidroeléctrica de “Santa Elena”… Las emociones, al ver la maquinaria “encarcelada”, descuidada y con su “corazón” parado y los hogares desmoronándose; hacen que presienta “El Todo” como un papel del destino transformándose continuamente… Alerta, pero decepcionado, al no entender ciertas leyes y comportamientos humanos, recuerdo aquella otra reflexión del emperador Marco Aurelio: “Todo es flor de un día, tanto el que recuerda, como lo que se recuerda”.”.
Espero que algún día, “mutada” la haraganería mental y cultural de quienes hacen y deshacen; toman y dan, vienen y van, están y estarán…; se encargue la ordenación del Patrimonio Cultural de la Cuenca del Alto Guadiana, gestionando su exposición metódicamente… Y se catalogue y registre científicamente el yacimiento arqueológico de “La Mesa del Almendral” (y otros) aunque sea “Mesaalmendralizando” artefacto espacial, al retornar de Marte.
Segunda parte del artículo «Hollando trochas de oscuros y descuidados escenarios de la prehistoria del Alto Guadiana».
Imagen de portada. Vista aérea de la Mesa del Almendral. Google Earth.
(1) OCAÑA, A. Las Lagunas de Ruidera durante la Edad del Bronce. 2002.
(2) JIMÉNEZ S. y CHAPARRO A. Las Lagunas de Ruidera en el Tiempo. 1989. Dibujos del párroco don Leopoldo Lozano.
26/08/2021 a las 9:07 am
Perfecto, ya tengo, otra tarea excursionistica, cuando recupere la movilidad.
Un saludo Salvador
24/08/2021 a las 12:19 pm
Excelente artículo del inigualable Salvador Jiménez, alma de Ruidera