Las Guerras Carlistas
La publicación de la Pragmática Sanción por Fernando VII, que recuperaba el acceso de las mujeres al trono, abolido por los Borbones mediante la Ley Sálica, tenía por objeto facilitar la coronación de su hija Isabel, lo que provocó un largo conflicto civil. Isabel II fue apoyada por los liberales, mientras que su tío, el infante Carlos María Isidro, contó con la adhesión de los absolutistas.
La primera guerra carlista se prolongó desde finales de 1833 hasta 1840
Tuvo tres fases, centrándose la primera en el frente vasco-navarro, con los ataques realizados por el general carlista Tomás Zumalacárregui, hasta su muerte en el sitio de Bilbao, en junio de 1835.
En la segunda destacaron las operaciones del general Cabrera en el Maestrazgo, y las expediciones de Gómez y del pretendiente que llegó en agosto de 1837 a las puertas de Madrid, por último en la tercera hubo un debilitamiento de las operaciones carlistas, pese a la nueva expedición del general Basilio, terminando el conflicto con el Convenio de Vergara, firmado en agosto de 1839, aunque las partidas siguieron actuando hasta bien entrado el año siguiente.
La Mancha no fue ajena a este sangriento conflicto, siendo numerosas las partidas carlistas que atacaron y arrasaron sus pueblos, cortando las comunicaciones y apoyando las expediciones que atravesaron la zona. Las primeras partidas aparecieron en los últimos meses de 1833, destacando las de Eugenio Barba y la de Manuel Adame “el Locho”, siendo desarticulada la segunda de ellas en un enfrentamiento que se desarrolló en Ruidera.
El Locho
Manuel Adame “el Locho” había nacido en una familia humilde de Ciudad Real, ejerciendo los oficios de porquero y jornalero. En la Guerra de la Independencia formó parte de la guerrilla de Ventura Jiménez, en la que destacó por su valor y coraje, acabando la guerra con el grado de alférez.
Durante el trienio liberal, levantó una partida favorable a la causa absolutista que llegó a contar con 1.500 hombres, lo que le valió ser ascendido por Fernando VII, alcanzando en 1828 el grado de coronel. A la muerte del rey, conspiró a favor de los carlistas, por lo que fue detenido, pero logró escapar formando una partida carlista en La Mancha (1).
La facción del Locho realizó cada vez ataques más osados, que culminaron el 13 de abril de 1834, cuando al frente de 200 infantes y 60 hombres a caballo, asaltó Villarrubia de los Ojos.
La población estaba defendida por la Milicia Urbana, una fuerza local constituida por voluntarios liberales que eran conocidos como “urbanos”. Los carlistas mataron a siete de los defensores, pero no pudieron acabar con el resto de los milicianos que ofrecieron una dura resistencia, evitando la ocupación de la localidad (2).
A la caza de El Locho
Cuando las noticias del ataque llegaron a Daimiel, donde se encontraba una columna liberal al mando del comandante de caballería José Bessieres para recoger a los quintos y 20 caballos, éste se puso en marcha, siendo reforzado con tropas procedentes de Manzanares mandadas por el capitán Andrés Bonet y por urbanos de los pueblos de la comarca. Su fuerza militar aumentó considerablemente, estando formada por:
- 1 sargento, 2 cabos y 22 hombres del Real Cuerpo de Zapadores al mando del teniente Vicente María Talledo.
- 1 cadete, 1 sargento, 2 cabos y 26 soldados del Regimiento de Infantería Princesa nº 4 conducidos por el teniente Sebastián Uribarrena y los subtenientes Felipe Gironda y Luís del Riego Pica.
- 5 cabos, 18 soldados y un trompeta del Regimiento de Caballería de Extremadura a cuyo frente iban el teniente Antonio Lechuga y los alféreces José Percebal y Félix Cordero.
- 1 sargento, 2 cabos y 2 soldados del Cuerpo de Granaderos a caballo al mando del alférez José Lerena.
- 12 urbanos de caballería de Daimiel, 12 de Manzanares, 7 de Membrilla y 1 de Villarrubia (3).
Con esas fuerzas fue perseguida la partida del Locho, que desde Villarrubia había marchado por Madara y la sierra de Arenas de San Juan hasta Argamasilla de Alba.
Desde allí los carlistas se dirigieron a Ruidera, donde llegaron a la una del mediodía del día 15, robando una carga en su fábrica de pólvora (4).
Primera parte del estudio histórico titulado «La derrota de la partida carlista de Manuel Adame “El Locho” en Ruidera» realizado por Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.
Imagen de Portada. El Locho, Panorama español. Crónica Contemporánea, tomo II, pag. 155, 1842.
(1) PIRALA, Antonio: Historia de la Guerra Civil y de los partidos Liberal y Carlista. Imprenta de Mellado y Compañía. Madrid, 1886, Tomo 1, pp. 316 y 317.
(2) La Revista Española, 18 y 19 de abril de 1834, El Universal, 18 de abril de 1834.
(3) Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 22 de abril de 1834.
(4) Archivo Municipal de San Clemente (AMSC). Informe de la acción de Ruidera, realizado por Bibiano Hellín en Ossa de Montiel, 16 de abril de 1834.
24/04/2020 a las 8:53 pm
Interesante artículo, de las distintas contiendas carlistas que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX. Aunque en mi opinión, siempre hay que lamentar las guerras civiles por los motivos que sean.
08/01/2020 a las 9:43 am
Excelente artículo que nos acerca a una de las personalidades más relevantes de las Guerras Carlistas en La Mancha.