Hasta al siglo XVIII, la importancia de Villacentenos se limita a ser un enclave donde vecinos de las localidades vecinas, con permiso o sin él, explotan toda la producción agrícola, ganadera y forestal que había en este lugar. Por esto se sucedieron gran cantidad de pleitos entre particulares y entre los diferentes concejos para dirimir, continuamente, quien tenía derecho y quien no al aprovechamiento de las riquezas naturales de este enclave.
Los pleitos de Villacentenos
Al denominado “Pleito de Villacentenos”, ya visto anteriormente se sucedieron muchos otros.
En 1549, podemos encontrar una ejecutoria por el arrasamiento de la dehesa de Villacentenos por veinte manadas de ganado lanar y cabrío, propiedad de la “Mesta”. Otros incidentes los vemos, por ejemplo: En 1553, un nuevo litigio entre los concejos de Alcázar y Herencia, por las lindes del lugar; en 1595, una nueva querella entre Alcázar, Herencia y Villarta sobre la jurisdicción y amojonamiento del término de Villacentenos; en 1673, un nuevo pleito entre las villas de Villarta y Arenas contra Alcázar y Herencia, por pretender las primeras tener pasto y aprovechamiento en el término de Villacentenos; en 1725, otra nueva disputa por la misma razón entre Alcázar y Arenas.
Esto es sólo una muestra para ver en lo que se había convertido Villacentenos.
Un paraje histórico, del que partieron hombres para repoblar las nuevas villas que surgieron a partir del siglo XIII, y que quedó en un segundo plano y donde todos los pueblos aledaños han tenido una despensa de la que beneficiarse sin preocuparse de su deterioro ni su reparación.
El ocho de febrero de 1759, podemos ver otra serie de autos y requerimientos en un nuevo pleito sobre los derechos de pastos en la dehesa de Villacentenos a instancias de los concejos de Villarta y Arenas, contra los de Herencia y Alcázar. La conclusión de esta controversia, refrendada por Don Joseph Antonio de Amaya –secretario de Fernando VI- no puede ser más evidente. Es un tirón de orejas a la prepotencia con la que las diferentes villas se han manifestado a lo largo de muchas décadas en el disfrute de los bienes naturales de Villacentenos, instando a la “pacífica posesión” que debería caracterizar a todos los concejos en este lugar.
Sin embargo, por muy contundentes que fueran las resoluciones poco duraban. En 1769, diez años después, un nuevo pleito y unas nuevas condiciones para ajustar los términos de Villacentenos entre Herencia y Alcázar.
La defunción total de Villacentenos
Llegado el siglo XIX, se produce la defunción total de Villacentenos –aunque como hemos visto este enclave estaba herido de muerte desde hacía siglos-.
Por el año 1800, Villacentenos era sólo una pequeña quintería con 75 habitantes. Eran todos agricultores y ganaderos. Era la finca mayor que había en el término de Alcázar, lindaba por el norte con el río Guadiana, por el este, la senda del «águila», al sur, término de Manzanares y al oeste con el término de Villarta de San Juan.
Los restos de la iglesia existente fueron convertidos en convento en el siglo XVII. Pero con la desastrosa Guerra de la Independencia el fin del lugar se precipitó. En el año 1811 los franceses pasaron por este lugar; y el ejército de Napoleón realizó en este lugar, al igual que en el resto de la comarca, grandes desmanes contra la comunidad religiosa que allí se encontraban. Aquellas monjas huyeron de noche de aquel lugar y decidieron refugiarse en la Colonia de Alameda de Cerveza recientemente construida.
Al marcharse se llevaron las cosas de más valor, y para ellas lo que más valor tenía era la imagen de San Lorenzo, decían que les había salvado de las tropas francesas.
Pasaron algún tiempo viviendo con los colonos hasta que decidieron marcharse y dejar en una ermita muy pequeña, donde esta la actual iglesia de San Lorenzo, y que como patrón de esta aldea, estuviera para siempre allí. Hoy, esa imagen sigue siendo el patrón de Alameda de Cervera cuya festividad se celebra el 10 de Agosto.
El tiempo que pasaron con los colonos, lo pasaron repartidas entre ellos, pasando como que eran de la familia, hasta el fin de la guerra de la Independencia. Al marcharse pasaron por Villacentenos y al ver que lo habían quemado todo decidieron huir del lugar, dirigiéndose hacia Herencia.
Poco podía perder más Villacentenos. Sus últimos vestigios de una historia que le iba siendo esquiva abandonaban el lugar.
Desde ese momento, ya su uso fue como casas de quintería, y vio pasar el progreso de la zona siempre desde la distancia; y mientras las localidades vecinas iban desarrollándose en los siglos XIX y XX, Villacentenos era enterrado en un olvido secular que aún hoy se mantiene.
Cuarta parte del estudio histórico titulado «Breve historia de Villacentenos»
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