Todo el Valle del Alto Guadiana está salpicado de numerosas canteras de donde se obtenían las muelas utilizadas en los molinos de la vega alta. En la antiguedad era de vital importancia encontrar un banco pétreo de unas características idóneas, ubicado lo más cercano posible al destino de la piedra.
El peso y dimensiones de éstas y las dificultades de su trasporte, convertían a las canteras ribereñas un bien muy preciado por molineros, arrieros y canteros.
Cantera circular
La cantera, que hunde sus pies en la propia laguna, conserva su perímetro circular de casi 360 grados, de donde los canteros extrajeron una o varias piedras de molino.
En el mismo banco pétreo el cantero intentó aprovechar la roca para extraer otra muela. Todavía hoy se observan los bordes labrados y redondeados de la piedra inacabada.
Apenas unos pasos hacia el norte encontramos semienterrada en la tierra otra roca con borde en forma de media luna, prueba de la intervención del cantero en la búsqueda de la muela perfecta.
Extracción de la piedra
El proceso de extracción no era una tarea fácil, y menos teniendo en cuenta las herramientas y conocimientos de épocas pasadas. Era práctica común separar el bloque deseado mediante la utilización de cuñas de hierro o madera. Primero había que delimitar cuidadosamente las dimensiones de la piedra que se deseaba obtener.
Luego, se trazaban unas ranuras en los límites de su perímetro, cuya anchura y profundidad solía oscilar entre 5 y 10 centímetros. Después se practicaban unos orificios dentro de cada ranura de entre 20 o 30 centímetros que se llamaban cuñeras.
En el perímetro de la piedra destaca perfectamente el lugar elegido por el maestro cantero para introducir una de sus cuñas
Su forma triangular descendente y levemente angulada hacia el bloque que se pretendía extraer no deja lugar a dudas.
Es fácil retroceder al pasado imaginándonos a varios canteros subidos encima de la piedra cada uno enfrente de una cuñera con la cuña dispuesta. A la voz del capataz, empezarían a golpear la parte ancha superior de las cuñas con sus mazos de forma rítmica hasta oír el crujido de la piedra.
Trabajo muy delicado ya que, si la piedra sufría fisuras o se partía, debía ser desechada.
Talla y labranza de la piedra
Una vez extraído el bloque se separaba de la masa rocosa por medio de unas palancas de hierro, tras lo cual, posiblemente a pocos metros de su origen, se procedía a tallarla y labrarla.
Una observación detallada del perímetro de la cantera nos descubre pequeñas hendiduras realizadas por las herramientas del cantero, tal vez una de sus últimas intervenciones antes de la separación completa de la muela del bloque de la cantera.
Ahora tocaba tallar y labrar la cara superior de la piedra para que quedara uniforme y lisa. Después se continuaba tallando alrededor hasta conseguir la forma cilíndrica deseada. Se volteaba la piedra y se procedía a labrar la cara inferior. Por último se terminaba el orificio central y ya estaba lista para su transporte hasta el molino. (1)
(1) PROYNERSO. Canteras molineras.
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