En la Altiplanicie del Campo de Montiel, tiene su origen el Alto Guadiana y no sería sino un cambio de nombre que recibe el río Pinilla, el cual como todos los riachuelos, regatos y manantiales que tienen su origen en esta Altiplanicie, son fruto del drenaje de aguas subterráneas…
El río Pinilla
Nace en el Borbotón de Las Cobatillas, alimentándose a lo largo de su curso de más emersiones subterráneas y eventos puntuales de escorrentías superficiales… Este río sigue su curso por un valle relativamente ancho, pando, y a lo largo de su cauce sufre pérdidas de caudal por la excesiva utilización del agua o desproporcionada presión antrópica y la lógica evaporación.
Cuando el álveo, con sus pequeños afluentes, alcanza la laguna “La Blanca”, no solo ha venido manteniendo caudal, (dilatadas y significativas mermas en fases de seca aparte) sino que, drenando y conformando ya a un lecho madre, va aumentando la masa de agua con nuevos aportes marginales, formando a lo largo de la cuenca, por un suelo calizo, las dieciséis (alguna más no mucho tiempo ha) famosas y fabulosas formaciones lacustres varias de “textura” travertínica ; siendo las tres últimas, zonas pantanosas, inmersas en un acelerado proceso de colmatación por fangos, efecto de acumulaciones sedimentarias, convirtiéndolas en grandes depósitos de detritos…
El alto porcentaje de cales que ha venido acarreando este acuífero (aunque la deposición no se haya realizado en igual grado y constancia en todos los ciclos geológicos) ha dado lugar a que la mayoría de estos contornos lagunares, se encuentren instalados en monumentales torcas tobáceas, formadas por paredes y barras de carbonato cálcico de extraordinaria majeza…
Grabados esquemáticos
Son materiales calcáreos y otros sedimentos, que proporcionan al conjunto una gran consistencia; de ahí que en ciertos ámbitos del travertino, las estructuras tobáceas hayan servido de puentes para vías de comunicación o caminos y otras instalaciones artificiales, tras haber sido trepanadas las barreras por la mano del hombre.
Las pintorescas paredes de tobazo, prácticamente, no han sido afectadas por movimientos tectónicos, ya que solo se observan escasas y pequeñas fallas de gravedad, como la de la laguna Tinaja, (también algún destaponamiento de arteria subterránea, formando socavón) como consecuencia de la presión y tirantez que ejerce el vacío. La extraordinaria compactación del tobazo, permite que las paredes y barras travertínicas, no sufran fracturas ni desplomes, a pesar de la profundidad a la que se encuentra la lámina de agua; únicamente una progresiva erosión superficial, a causa de la sequedad ambiental y presión humana, va barriendo capas del carbonato cálcico o tobazo…
La laguna “La Tinaja”, (donde, en su embocadura, la pendiente del lecho fluvial de equilibrio se acentúa) a la que se puede acceder como consecuencia del desembalse de la masa de agua, a raíz de la construcción de la central hidroeléctrica de “Ruipérez”, aparece como decorada, la geopared que la rodea, por grandes grupos de grabados esquemáticos o petroglifos hoy en un deplorable estado de abandono.
Entre éstos “manifiestos” pétreos, burilados con significación de conciencia, cabe destacar grupos de figuras en cruz, (ya publicamos parte el año 1982) que parecen responder a figuras humanas muy esquematizadas; teniendo un triángulo por extremidades, partido por una mediana; posible representación del género femenino, y que indudablemente son los de ejecución más temprana. Superpuestos hay otros tipos que podrían catalogarse como ídolos prehistóricos; cuya cronología y significado mágico-religioso, resultan de complicado encuadre; ya que la esquematización puede responder a deformaciones intencionadas, ocultando con ello el origen y significado real…
De ejecución más tardía, existían (hoy destrozados) signos y símbolos medievales, de posible correspondencia a Las Cruzadas y a calamidades originadas por la insalubridad del agua; éstos como hemos apuntado, de realización posterior, como así lo demostraba, aparte de su morfología y las hendiduras en las que se han ido acumulando películas de calcita de menor grosor, como marcadores pétreos y cronológicos, que, paulatinamente, han ido depositando las múltiples crecidas fluviales…
Si parte del gran conjunto de signos de la laguna “La Tinaja”, lo asociamos con otros motivos abstractos de la laguna “La Lengua”, (con la finalidad de los paralelismos) en donde aprovechando la oquedad de una geocúpula o estromatolito de toba, en los años ochenta, aparecía la efigie de un cisne, pelícano u otra especie de ave, mezclado con una cruz medieval y alguna otra incompleta figura muy esquematizada, no tenemos por más que pensar en tiempos paleocristianos; ya que es sabido que, las gentes convertidas al cristianismo, en la época de las persecuciones adoptaron ciertos símbolos, para hacer comprensible su creencia a los iniciados, evitando con ello las sospechas de sus perseguidores o enemigos, incluyéndose entre aquellos distintivos, el pez, aves como el ganso, corderos y otros animales…
Para pueblos de la Edad Antigua como el celta, el cisne formaba parte de sus ritos, significando la encarnación de seres supra terrestres y en Roma, el ganso, estaba consagrado a la diosa Juno. La cruz, símbolo por excelencia del cristianismo, para pueblos inmemoriales, era alegoría de fuerzas activas, subordinadas al cielo: el eje vertical se le relacionaba con el “principio masculino” y el horizontal con las fuerzas pasivas del agua y con el “principio femenino”.
Algunas representaciones esquemáticas de la laguna “La Tinaja», denotan desarmonización dimensional, como es el caso del grabado que, claramente representa un buey enganchado a un arado, siendo el arado de exageradas proporciones con relación al animal; desproporción esta infrecuente con relación a otras manifestaciones…
Artistas de la toba
Por ello, no tenemos por más que preguntarnos ¿Quiénes fueron los ejecutores de las primeras filigranas? ¿Empezarían los paneles y por ende los grabados más espinosos de catalogar, pueblos como los citados por Julio Caro Baroja, en su estudio “Los Pueblos de España?: “En la Edad del Bronce-dijo-existía en Liguria propiamente dicha, una cultura característica. Señalemos como elementos principales de ella, las hoces de bronce y los grabados en rocas, representando yuntas de bueyes que conducen arados guiados por hombres, carros, etcétera, grabados que tienen su paralelismo más claro en Escandinavia. Les era propio también el culto al sol y a un ave relacionada con él, el cisne…”.
Tiempo ha, nos narraba un lugareño, de avanzada edad: “el Corralón de tobazo que, con el tiempo, hizo el agua en la laguna Tinaja, era un velorio de enfermos y muertos de la gente antigua que vivía en el Cerro de los Almorchones, que está encima, y por estos montes y vegas, y cuando cavaron un canal hondo al hacer la central de Ruipérez sacaron muertos enterraos en el tobazo… Y tenía apriscos del ganao… Y lo que no sabe la gente, es que La Tinaja tenía un camarín por el que se le ha escapao el agua toa la vida y lo agrandaron cuando cavaron el de al lao, al hacer la central de Ruipérez; como pasaba después en la laguna Lengua que servía de corral de vacas y le decían “Corral de Vacas a la parte de abajo…”.
Sea como fuere, distintos pueblos han utilizado la torca y geoparedes de tobazo de la laguna “La Tinaja”, plasmando acontecimientos, costumbres artísticas, mitos o vivencias, (a veces impulsados por una voluntad inconsciente) con elementos y convicciones comunes a su existencia.
“¿Cuál sería el telegrama?” -se pregunta, un tanto meditabundo, don Rafael Mora, al observar los incomprensibles “lienzos” de grabados, ya que no tenía noticia de tales reliquias-. Es posible, que varias culturas, separadas por espacio y tiempo, se concentraran en el vaso lacustre, en fechas puntuales, entronizadas y sacras, o en eventos climáticos, con otras gradientes ambientales, de enfermedades zoonóticas, lacustres y devastadoras sequías, grabando, cada etnia, su tipología expresiva; formando superposiciones de esquemas y motivos abstrusos…
Al confeccionar una configuración, el ser humano comenzó a utilizar esquemas, que se fueron convirtiendo en letras y palabras, trasformados en símbolos de lógica y matemáticos… Hasta la fecha ningún análisis o investigación, ni elemento con los que `poder catalogar las excepcionales reliquias… A principios de los años ochenta, le fue concedida subvención a Don Rodrigo de Balbín Behrmann, profesor agregado de etnología y Prehistoria de la Universidad de la Laguna, para realizar un estudio comparativo, de los grabados esquemáticos de la laguna “La Tinaja”, con otros de la Península Ibérica, ya datados cronológicamente, pero ipso facto, sin causa ni motivo, le fue denegada… Y así, poco a poco, todo se va perdiendo; unas veces a causa de las condiciones ambientales, otras por el desinterés de las instituciones y al serles superpuestos, en la actualidad, garabatos, grafitis e imitaciones muy dañosas.
Recorriendo estos días, parte del perímetro interior de la laguna “La Tinaja”, contemplando un esquema de ídolo oculado muy exfoliado, maquino presenciar a aquellos antiguos y enigmáticos pobladores, apeñascados al pie de los adoratorios de los geoparedones de tobazo y al filo del agua, orando en sus altarejos, grabando el “idioma” de sus deseos, nostalgias, devociones, zozobras físicas y psíquicas… Y aunque aquellos pensamientos implorantes no se resignan a marcharse, la desatención, el paso de las noches y los días, lo va desmoronando todo lentamente, hasta que su presencia se ausente para siempre…
Cuando abandono el lugar hay como una calma maligna en el regazo de una nubecilla chica y en el semblante de un manantial… Trato de no encolerizarme al reparar en la parte horrenda del paisaje, pero me es imposible disimular la congestión de los sentimientos…
(1) JIMÉNEZ, S. Las Lagunas de Ruidera en el tiempo, 1982.
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