Proyecto de Carlos María de Castro

Hacia mitad del siglo XIX, el ingeniero Carlos María de Castro –autor del Proyecto de Ensanche de Madrid–, estaba convencido de la riqueza que el aprovechamiento agrícola del agua traería a la comarca y retomó la idea modificando el recorrido del canal. Coincidiría en el punto de partida establecido en alguna de las tres lagunas superiores, pero discurriría por el valle de Pinzón en la laguna de La Lengua.

Este proyecto chocaría nuevamente con otra dificultad orográfica en la divisoria entre el río Guadiana y su afluente ya que se obligaba a atravesar las lomas del Llano y de Calderón que, con una elevación en torno a los 900 m, impedían su realización ante la imposibilidad de superar los 80 m de desnivel entre ambas cuencas.

Proyecto de Mariano Díaz hasta Ciudad Real

No sólo Juan de Villanueva se preocupó por el aprovechamiento de los recursos hídricos de las lagunas de Ruidera; cien años más tarde, Mariano B. Díaz, en un estudio pomposamente titulado “Importancia de la canalización del Guadiana para el desarrollo de la riqueza agrícola e industrial de La Mancha”, intentaba superar los impedimentos orográficos del proyecto de Villanueva presentando dos soluciones:

  • La primera consistía en continuar la curva de nivel desde una de las lagunas superiores y faldear todas las elevaciones hasta llegar a Alhambra y desembocar en el Azuer a una altura de unos 730 m, obligando a forzar el trazado por los continuos barrancos que había que atravesar.
  • La segunda, que conduciría el agua a las proximidades de Membrilla pero en el proyecto se incluiría el aprovechamiento del desnivel de los saltos de agua para generar energía eléctrica en base a un estudio muy cuidado de la pendiente que debería llevar esta conducción y que oscilaría entre el 0,0003% y el 0,0005%.

Trazados del canal de Villanueva y Castro

La toma de aguas se realizaría en la caída existente entre la laguna del Rey y la de la Cueva Morenilla, desde una altitud de 780 m sobre el nivel del mar. El canal se adaptaría a lo largo de 6,5 km, hasta las inmediaciones del arroyo del Gavilán (a 776,75 m), desde donde se aprovecharía un salto de 33,75 m, para cruzar el barranco a 743 m sobre una distancia de 5,5 km hasta la Casa de Huerta de las Aguas, para transcurrir por una canal que completase los 4,5 km que los separaban del molino de la Parra; 500 m más adelante cruzaría el camino del Castillo a 737,75 m, descendería 17,75 m con un nuevo salto para continuar en la misma rasante a 720 m.

A una distancia de unos 1,7 km se emplazaría otro salto (de 4 m de altura), y a una altitud de 715 m, que continuaría durante 6 km hasta un lugar próximo al cruce del camino de La Solana a Tomelloso con el carril de Loma Colorada. Tras recorrer 4 km atravesaría el camino de Las Pachecas; 3 km más adelante llegaría al camino de Fortuño, y recorridos otros 2 km pasaría por la llamada Choza de Arquela a una altura de 707,75 m. Aún haría falta recorrer 3,5 km para llegar al cruce del camino de Membrilla a Santa María con el camino de Los Ladrones a la altura de 690 m; no sin antes haber establecido saltos de agua donde el terreno ofreciese las mejores condiciones para aprovechar estos 15,8 m de desnivel. Con un nuevo y largo recorrido de 14,5 km se alcanzaría el cruce del camino de Membrilla a Tomelloso con el de La Raya a 671 m (permitiendo varios saltos con una elevación de 11,75 m).

Desde ese punto al río Azuer hay una distancia de 3 km; el lugar más adecuado para cruzar el canal sería en las proximidades del molino de Blanquillo, a una altura de 663 m desde donde se podría aprovechar la caída de 6,5 m. Este sería el punto desde donde se regaría toda la vega aunque se necesitaría construir acequias y canales secundarios atendiendo al caudal que se pudiera trasvasar, pero se aprovecharían nuevamente las aguas sobrantes a través del desagüe natural del Azuer permitiendo también regar la cuenca que transcurre por Daimiel hasta su desembocadura en el río Guadiana varios kilómetros aguas abajo.

Esta propuesta, lejos de constituir un disparate, gozaba de un atrevimiento inaudito por su clarividencia ya que no satisfechos con la finalización del canal (de una longitud total aproximada de 55 km por el sur de la comarca manchega), ambicionaba llegar hasta Ciudad Real, concretamente hasta el paraje de La Poblachuela –en el siglo XIX, el lugar de esparcimiento de la capital manchega–.

Para ello se modificaría ligeramente el trazado y, partiendo del cruce del camino de Membrilla a Tomelloso con el de La Raya a una altitud de 671 m, se dirigiría a la localidad de Almagro a lo largo de un canal de unos 47 km que salvarían los 20 m de desnivel; para ello adoptarían una pendiente de 0,00044% llegando a Almagro con una altura de 650,32 m. Desde aquí, hasta Ciudad Real, una canalización de unos 27 km descendería los 20 m de pendiente existentes entre ambas ciudades, alcanzando La Poblachuela con 6,8 m de elevación sobre el terreno, posibilitando incluso su aprovechamiento hidroeléctrico.

Puente de los Carros sobre el Azuer en Manzanares. Principios siglo XX

Puente de los Carros, río Azuer (1)

Para la financiación de esta obra el autor solicitaba que se sopesasen los inconvenientes y las ventajas, y para tener un mejor conocimiento sobre su viabilidad, presentaba el estudio económico realizado por el señor Morín. Este perito calculó los costes que suponía la extracción del agua subterránea resultando que una caballería en un pozo de 8 m de profundidad, podría sacar 6 m3 de agua y, suponiendo un trabajo de ocho horas con relevos alternados cada dos, podría extraer unos 48 m3, con un importe superior a los 4 céntimos de peseta por m3 (alimentación de los animales, reparación de aperos y maquinaría, jornal del mozo, etc.). Si se aceptase que la compañía que explotase el canal solicitase un canon de 1 céntimo por m3, supondría un ahorro de nada menos que el 75%, con la seguridad del abastecimiento y evitando averías de maquinaría, enfermedades o indisposición de los animales, escasez hídrica en las épocas de sequía, etc. Factores al margen de los recursos económicos que los saltos de agua podrían generar y todo ello sin olvidar que a partir de la altitud de unos 720 m la fuerza desarrollada sería menor debido a la reducción del volumen de agua canalizada.

Este proyecto incorporaba grandes innovaciones ya que, además del aprovechamiento del descenso de la corriente para producir energía eléctrica –y facilitar el establecimiento de industrias en sus cercanías–, planeaba la construcción de grandes depósitos que garantizasen un caudal estable de agua para permitir la agricultura de regadío de manera continuada.

Destacamos por tanto, que el interés de estos proyectistas se centraba fundamentalmente en buscar la prosperidad de las gentes que habitaban estas tierras, ya fuese por medios tradicionales –agricultura–, o por los asociados al propio progreso –industria–, puesto que con las pequeñas centrales hidroeléctricas que se construyesen en el canal, se sufragarían las necesidades energéticas de la incipiente industrialización del país, generando riqueza y atrayendo población.

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Segunda parte del estudio histórico titulado «La domesticación de las Lagunas de Ruidera o el canal del río Azuer».


Portada. Puente de la Reina. Manzanares. Fuente http://historiamanzanares.blogspot.com/
(1) Puente de los Carros. Manzanares. Fuente: http://historiamanzanares.blogspot.com/
MEDRAÑO Y TREVIÑO, DIEGO (1843): Consideraciones sobre el estado económico moral de la provincia de Ciudad Real. Carrera de San Jerónimo. Madrid.
MADOZ, PASCUAL (1848): Diccionario, geográfico, estadístico de España y sus posesiones de ultramar, 3. Imprenta del Diccionario, geográfico, estadístico, histórico de Pascual Madoz. Madrid.
DÍAZ, MARIANO B. (1897): Importancia de la canalización del Guadiana para el desarrollo de la riqueza agrícola e industrial de La Mancha. Tip. Provincial. Ciudad Real.