Pérdida de la independencia e integración en el beneficio curado de Ossa de Montiel

La buena situación económica de la ermita de San Pedro de Sahelices fue una de las causas de la pérdida de su independencia, unida a la necesidad de proveer al cura de Ossa de Montiel de los fondos necesarios para que tuviera una buena dotación económica.

El 2 de julio de 1574, fue redactado en Madrid un documento por el administrador de la Orden de Santiago, Pedro de Solchaga, por el que se declaraba la anexión al beneficio curado de la iglesia parroquial de Ossa de Montiel, de las rentas de la ermita de San Pedro, quedando obligado el cura a “cumplir con los cargos y reparos della”.

La causa alegada para tomar esta decisión fue que la villa era pobre y que el beneficio curado no estaba bien dotado, lo que no permitía al sacerdote de la localidad tener los ingresos precisos para llevar una existencia decente. En la carta se indicaba que esta orden fuese notificada a los visitadores de la Orden de Santiago «cuando vayan», a los alcaldes ordinarios de la villa y a “otros cualesquiera” que sea preciso informar (25).

Desde ese momento la ermita perdió su autonomía, pasando a manos del cura de Ossa las decisiones que le afectaban y la administración de sus bienes, hecho que queda constatado en la Relaciones Topográficas de Felipe II, en las que se indica que la villa “tiene un cura e benefiçiado el qual tiene de renta el dicho benefiçio con lo que se la a anexado de la ermita de San Pedro”, siendo la laguna de San Pedro una de sus propiedades, arrendada por doce ducados anuales, los cuales se lleva el cura de la villa, que en esos momentos era Alonso Camacho.

Durante el siglo XVII y la primera mitad del XVIII, los bienes del beneficio curado en las proximidades de la ermita de San Pedro fueron en aumento, haciendo necesaria la construcción de una casa de campo para los agricultores que trabajaban sus tierras y el almacenamiento del grano. Su edificio es descrito en el año 1752, como una casa de campo para el servicio de labor, que llaman de San Pedro, distante una legua de la villa y lindera por sus cuatro lados con los ejidos llecos (sin cultivar) de ella. Su frente era de 19 varas, con un fondo de 28, incluido el corral. Sus dependencias eran unos cuartos bajos cubiertos de teja que servían de cocina, dos aposentos con cámara, caballeriza y pajar. Junto a la casa había una era empedrada de 23 varas en cuadro, en la que cabían tres cuartillos.

Nuevo templo construido tras la destrucción de la ermita de San Pedro
San Pedro de Verona, sigo XXI

Los bienes del beneficio curado ascendían a 11 pedazos de tierra de primera calidad, 18 de segunda y 6 de tercera, de los cuales estaban situados en la zona denominada como de San Pedro o dehesa de “Hoyo Redondo”, dos trozos de tierra de primera calidad, con 4 fanegas y 9 celemines, uno de ellos ubicado en el camino que iba desde la ermita al molino de Ruipérez; 6 de segunda calidad con 13 fanegas y 4 de tercera con 8 fanegas. La pesca de la laguna de San Pedro se seguía arrendando, obteniendo de ella barbos y bogas, que se pescaban entre los meses de marzo y junio, pagando Juan del Charco Menor y Andrés Bascuñana, 150 reales anuales (26).

En la segunda mitad del siglo XVIII hay descripciones de la ermita, como la que tiene lugar en 1773, o en las relaciones de Tomás López de 1786, las cuales son muy similares, indicando que había una ermita a la derecha del río Alarconcillo, llamada de San Pedro Mártir, con una casilla inmediata para el santero.

A veinte pasos se encontraba la casa de labor de San Pedro, con una huerta por la que pasaba el río y al final de este había un molino harinero de una piedra, y más abajo a unos setenta pasos, un batán con su casa (Corchado, 1971, 133 y Sánchez, 1988, 26-31).

La destrucción de la ermita de San Pedro

La desamortización eclesiástica que llevó a cabo el ministro Juan Álvarez de Mendizábal en el año 1836, provocó que los bienes del beneficio curado de Ossa de Montiel fueran enajenados, subastados o vendidos en los años siguientes. La laguna de San Pedro pasó a manos del hijo del promotor de la desamortización, Rafael Álvarez de Mendizábal, en 1853 (Del Valle, 1997, 294), mientras que la ermita, al ser un edificio religioso con escaso interés para los compradores, se entregó al municipio de Ossa, como ocurrió con numerosos conventos o ermitas desamortizados, que acabaron siendo cedidos o adquiridos por los ayuntamientos en los que estaban enclavados.

Este hecho no libró a la ermita de ser asaltada y destruida en septiembre de 1936 por “milicianos desconocidos de Tomelloso”, los cuales profanaron y quemaron la imagen del santo (27).

El mal estado del edificio y la amenaza que representaba, provocó que en 1943 fuera demolido, construyéndose en su lugar una nueva ermita, que es la que existe en la actualidad.

Es una pena que no pudiera conservarse el primitivo edificio, cuya antigüedad y trayectoria lo hubieran convertido en una pieza importante de nuestro patrimonio. Pero lo que no debe hacer es caer en el olvido, por ello escribimos este artículo para rescatar el recuerdo de esa ermita, que fue hollada por los pasos “literarios” de Don Quijote y Sancho Panza.

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Quinta y última parte del estudio histórico titulado «Una ermita quijotesca en el Campo de Montiel albaceteño: San Pedro de Sahelices» realizado por Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.


(25) AHN. OOMM. Archivo Judicial de Toledo. Santiago. Legajo 59.771. 1574.
(26) AHPA. Catastro de Ensenada. Caja 151. Ossa de Montiel. Personal y real, estado eclesiástico. Bienes del Beneficio del cura Don Juan Benítez.
(27) AHN. Fondos Contemporáneos (Fiscalía del Tribunal Supremo). Causa General, 1015, expediente 58.