Todavía absortos por la belleza pétrea de las cuevas de Maturras, seguimos caminando por el margen derecho del valle del Alto Guadiana, mirando a la tierra en busca de más vestigios de la vida y la obra del hombre que habitó las Lagunas desde tiempos ancestrales.
Piedra caliza
Después de una larga caminata, escondida entre la vegetación primaveral, aparece ante nosotros un enorme banco calizo de unos 9 metros cuadrados de superficie
A primera vista observamos diversos agujeros, rellenos en mayor o menor medida de tierra y musgo, que nos recuerdan a los morteros de Maturras visitados anteriormente.
Limpiamos la piedra y nos quedamos atónitos viendo como las 10 cavidades cónicas que descubrimos se han multiplicado por tres, llegando a sumar unos 30 agujeros en la misma estructura pétrea.
Morteros del Perchuelo
Se trata de agujeros de forma redondeada esculpidos en la roca caliza con una perfección asombrosa, máxime teniendo en cuenta las técnicas y herramientas que pudieron utilizar sus artesanos. Con una profundidad de 25 a 35 centímetros y un diámetro de unos 20 centímetros llevan siglos desafiando al paso del tiempo y al olvido de la historia.
Trabajo en el mortero
Es fácil imaginar a varios mortereros trabajando encima de la piedra, cada uno con un mazo de madera que, ajustado al diámetro del mortero, golpeaba rítmicamente la molienda contra la piedra.
Aunque mucho se ha escrito sobre las grandes industrias bataneras que jalonaron estas tierras, las riberas del Alto Guadiana estuvieron durante siglos salpicadas de pequeñas industrias para el batanado de las lanas y la molienda de todo tipo de sustancias.
Bien fuera por no delatar su actividad a señores feudales u órdenes militares de la época, o por ser fuente de suministros al furtiveo u otras actividades más o menos al margen del orden establecido, no se puede negar la existencia de numerosos negocios bataneros a pequeña escala que proveían a la población circundante de toda clase de productos y alimentos triturados.
06/06/2016 a las 11:58 pm
Un asombroso retazo de la desconocida historia de Ruidera.
07/06/2016 a las 12:39 pm
Tu lo has dicho Julio. Un abrazo