Las lagunas situadas en los alrededores de la heredad proporcionaban otra importante fuente de ingresos, gracias a la pesca que había en ellas. Al pertenecer las lagunas a la Orden de Santiago, los comendadores que tenían a su cargo la heredad, arrendaban la pesca a personas interesadas en su explotación.
Como no había apenas población en Ruidera, los arrendatarios eran vecinos de la cercana localidad de Ossa de Montiel, que tenían notable experiencia en dicha actividad, pues una parte importante de las lagunas se encontraban en su término, siendo sus habitantes los que se encargaban de las labores de pesca.
La casa de los pescadores
En 1499 eran Diego Moreno y su hijo Alonso Moreno, pescadores de Ossa de Montiel, los que tenían arrendada la pesca de las lagunas pertenecientes a la heredad de Ruidera, pagando por ella la cantidad de 6.500 maravedíes anuales. Sin embargo, los medios de los que disponían eran bastante precarios, quejándose a los visitadores de que no disponían de una “casa en que puedan poner sus redes ni acoger sus personas en tiempos de ynfortunas”, solicitando que de la renta que pagan sería conveniente hacer una casa que sirviera de pesquería, lo cual redundaría en un aumento de la producción, al poder guardar tanto los aparejos como el producto de su trabajo.
Tras estudiar la petición y ver que la pesquería era una necesidad real y beneficiosa donde podrían acogerse los pescadores y sus redes, realizaron un estudio para ver “del lugar donde convenya para hacerse mejor”, llegando a la conclusión de que el punto más apropiado para su construcción era “el llano que es de aquí al cabo del agua, cerca de la puerta de la casa del tinte a pie de las peñas con que alli estan, quanto mas apartado pudieren del agua”. Mandaron que la casa fuera hecha de piedra y barro, revocando las paredes con cal. Su tamaño debía ser de dos pies y medio de ancho por 24 de largo, cubriéndose de madera, zarzo y teja, con sus caballetes y alas de tejado, hechas de cal y arena, contando además con unas buenas puertas con sus cerraduras [18].
Posiblemente, la parte que presentaba las mejores condiciones era la utilizada como habitación de los pescadores, mientras que la que estaba en peor estado, sería el lugar donde se guardaban las redes y los aparejos de pesca. Pese a este mandato, cuatro años más tarde se indica que los dos cuerpos de casa estaban mal reparados, teniendo que esperar a mediados de la década siguiente para reparar la casa, en unos momentos en que el arrendamiento de la pesca había ascendido hasta los 10.000 maravedíes.
En 1535, encontramos la casa en buenas condiciones, pero había otras necesidades para el perfecto desarrollo de las labores pesqueras, como era “un barco para la pesca de las lagunas”, ordenando los visitadores que se adquiriera [19].
Especies y artes de pesca
La pesca se hacía en “todo el charco que alli se fase en el nacimiento de dichos ojos ques un piélago… que toma dos o tres leguas en torno”. Las principales especies que se pescaban eran “barbos y bogas y otros pescados menudos”, de los cuales había una gran cantidad, siendo algunos de notable tamaño, pues “salen barbos de a quinze y de a deziseys libras”.
Las artes de pesca que se utilizaban eran las redes normales, y una red tiradera que se denominaba “xabega”, la cual consistía en una red de pesca que se extendía o calaba por una embarcación desde un punto a otro del borde de las lagunas, siendo recogida después por los pescadores tirando de sus extremos desde la orilla, utilizando barcos “que andan dentro para la governar”, almacenando en su interior gran cantidad de peces [20].
El arrendamiento de la pesca iba unido al disfrute y uso de una huerta que se encontraba cerca de la casa principal, en la ribera de las lagunas. Por ella pagaban en 1499 la cantidad de 1.040 maravedíes.
Huerta y derechos de pontazgo
La huerta contaba con muchos árboles frutales, entre los que destacaban los membrillos, parras y algunas hortalizas, siendo citada ya en 1478, año en el que se encontraba bien cuidada y en la cual “ay lavor bien aderesçada”. Frente a la casa de los pescadores, junto a la huerta y formando parte de ella había un prado, que se denominaba de los caballos, posiblemente por utilizarse para alimentar a las caballerías de la heredad [21].
Finalmente, aunque en la heredad no hubiera una ganadería estable, sí se conseguían ingresos por esta actividad, gracias a los pagos por el derecho de paso de un puente, situado sobre el canal principal de los molinos. El precio que debían pagar los ganaderos de pontazgo en los extremos del puente, era un carnero u oveja de cada manada en el trayecto de ida, y de una res de cabeza menor a la vuelta [22].
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Quinta parte del artículo «El Heredamiento de Ruidera en el paso del medievo a la modernidad» de Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.
[18] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1070C, visita de 1499, pp. 308 y 309.
[19] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1071C, visita de 1507, p. 427.
[20] CEBRIÁN ABELLÁN, A. y CANO VALERO, J.: Relaciones topográficas de los pueblos del Reino de Murcia. Universidad de Murcia. Murcia, 1992, pp. 224 y 225.
[21] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1063C, visita de 1478, p. 216; libro 1064C, visita de 1480, p. 168; libro 1070C, visita de 1499, p. 309.
[22] AHN. Sección Órdenes Militares. Santiago. Libro 1077C, visita de 1511, p. 34.
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