Los mayordomos y sus cuentas

El primer mayordomo de la ermita de San Pedro del que se tiene constancia es Mingo Gil, que en marzo de 1494 presentó sus cuentas a los visitadores de la Orden de Santiago. Declaró unos ingresos de 10.970 maravedíes, de los que gastó 7.778, teniendo un alcance de 3.19216, los cuales debía entregar en el plazo de nueve días a Juan García, hijo de Ferrand García, que le sustituyó en el cargo, al cual dieron los visitadores el poder para “recabdar todos los bienes e rentas della”.

Cuatro años más tarde le tomaron las cuentas, informando que a los 3.192 maravedíes que recibió de su antecesor, había que sumarles 3.393, obtenidos por las rentas de la laguna y “de las dichas heredades” en los dos últimos años, lo que suponía un total de 6.585 maravedíes. De ellos había gastado en las reparaciones de la ermita y en aceite para la lámpara, 6.517 maravedíes y medio, quedando un alcance de apenas 68 maravedíes y medio, los cuales entregó al nuevo mayordomo Pascual Moreno, que estuvo poco tiempo en el cargo, pues cuando ocho meses más tarde volvieron los visitadores a la ermita, tomaron cuenta a Lorenzo Abad, quien había sido puesto en el cargo por el concejo (ayuntamiento) de la villa, no sabemos si por muerte o renuncia del anterior. Durante el corto espacio que ejerció como mayordomo, una vez restados los gastos de los ingresos, quedó un remanente de 88 maravedíes, apenas 20 más de los que había recibido (17).

Lorenzo Abad seguía en el cargo cuando en 1507 volvieron los visitadores. Poco antes le había tomado cuentas el vicario de Montiel, el cual se encargaba de ello en los períodos que transcurrían entre las visitas de los enviados por la Orden de Santiago. El mayordomo mostró un libro donde apuntaba todos los gastos e informó que había recibido hacía poco varias ovejas como donativo, teniendo un alcance de 1.895 maravedíes. Al ver que había saneado las cuentas de la ermita “y porque hera buen hombre” le confirmaron en el cargo, recomendándole que tuviera la ermita bien reparada “de lo que oviere menester”.

En 1511 continuaba ejerciendo de mayordomo, mostrando unos ingresos de 1.521 maravedíes, a los que sumó otros 122 y medio de ciertas ropas y de la luminaria, lo que hacía un total de 1.643 y medio, de los que gastó 423 en aceite, en la visita del vicario, “en recorrer la yglesia y en y en una casa que es del arrendamiento de la laguna”, quedando 1.220 maravedíes y medio (18).

Cuatro años más tarde, seguía Lorenzo Abad al frente de las cuentas de la ermita, las cuales habían mejorado notablemente. Al tomarle cuenta el vicario, a finales de 1514, tenía un alcance de 3.249 maravedíes, habiendo recibido con posterioridad otros 750 del arrendamiento de la laguna. Los gastos fueron de 1.320 maravedíes por la compra de un barco para la laguna, de aceite y otros gastos menudos, con lo que le sobraron 2.679 maravedíes más tres fanegas de cebada.

Las cuentas las presentó en presencia del cura y de los oficiales del concejo de Ossa, y pese a llevar más de dieciséis años en el cargo, indicaron que “el dicho Lorenzo Abad no procuraba bien las cosas de la dicha hermita”, por lo que fue relevado, nombrando en su lugar los oficiales del concejo a Felipe Sánchez. Para que entregara al nuevo mayordomo el sobrante de las cuentas, los visitadores mandaron al fiscal Diego de Gea a realizar la ejecución de bienes de Lorenzo Abad, por lo que se le confiscaron tres burras, además de entregar 1.926 maravedíes en metálico y tres fanegas de cebada. A ello, había que sumar otros 750 maravedíes que debía Pedro Carretero del arrendamiento de la laguna, el cual cumplía a final de año, indicándole que debía entregarlos al nuevo mayordomo (19).

Casa del ermitaño de la ermita de San Pedro de Sahelices en Ossa de Montiel
Casa del ermitaño de San Pedro 1926

Cuando llegaron los visitadores a la ermita, en mayo de 1526, encontraron un nuevo mayordomo, Andrés Muñoz, al cual le había tomado las cuentas el vicario en mayo de 1523. Al incluir la renta de la laguna de dicho año, tuvo un alcance de 12.352 maravedíes y medio. A esta cantidad se sumaron las rentas de la laguna de los años 1524 y 1525, la limosna recibida, una res de cabrío que vendió y un pellejo, ascendiendo todo a 2.965 maravedíes, a los que se añadieron 3.025 del arrendamiento de la laguna en 1526, lo que suponía unos ingresos de 18.342 maravedíes y medio, de los que gastó 13.055 en hacer un portal nuevo para la iglesia, cera y aceite, así como el derecho de la cuenta del vicario, teniendo un alcance de 5.287 maravedíes y medio.

Tras revisar las cuentas de los últimos once años, observaron que el anterior mayordomo, Felipe Sánchez, había cometido un error a su favor de 452 maravedíes, una fanega y tres celemines de trigo, por lo que ordenaron a los alcaldes de Ossa y al vicario de Montiel, que se encargaran de cobrárselo y lo entregaran al actual mayordomo. Por lo que vemos, los visitadores realizaban un control exhaustivo, no fiándose de las cuentas que habían sido tomadas en su ausencia por el vicario (20).

Andrés Muñoz continuó desempeñando el cargo de mayordomo, pues el 15 de febrero de 1530 le fue tomada cuenta, presentando un alcance de 2.440 maravedíes y medio, una fanega y tres celemines de trigo, siendo confirmado en el puesto. En los años siguientes fue el vicario quien le supervisó las cuentas, hasta que en febrero de 1536 volvieron los visitadores de la Orden a la ermita. Andrés Muñoz les presentó unos ingresos de una fanega de trigo, nueve cabras y 7.470 maravedíes y medio, de los que había gastado 1.829 en un tabernáculo para San Pedro, aceite, trastejar la ermita y otros gastos menores (21).

En los años siguientes Juan Ximénez le relavaría en el cargo, que pasaría posteriormente a Alonso de Bódalo, que lo estaba desempeñando cuando los visitadores llegaron a la ermita, en febrero de 1550. Presentó unos ingresos de 12.024 maravedíes, de los que había gastado 4.646, cuatro mil de ellos en comprar una casulla, quedándole 7.378 maravedíes (22). Como se puede observar, la ermita de San Pedro tenía unas cuentas saneadas, gracias a los ingresos de la pesca de la laguna, de sus tierras y de las limosnas de los fieles, que bien administrados habían permitido mantener la ermita en buen estado.

La procesión y voto a San Pedro

Las Relaciones de Felipe II nos informan de la existencia en 1575, del voto de ir en procesión desde la villa de Ossa de Montiel hasta la ermita de San Pedro de Sahelices, el día de las letanías mayores, guardando el ayuno de no comer “grosura”.

Además indican, que saben por sus mayores, que el voto fue realizado por la promesa de librar al pueblo de “la pestilencia” (Cebrián y Cano, 1992, 228). La primera epidemia de peste tuvo lugar en nuestro país entre 1349 y 1350, aunque con posterioridad la Meseta Sur fue azotada en varias ocasiones por epidemias “de pestilencia” durante los siglos XIV y XV, como en 1376, 1400-1402, 1413-1414, 1422, 1434-38 y 1465-68, mientras que en el siglo XVI hubo importantes epidemias en 1506-07 y 1564-65.

Si tenemos esto en cuenta, habría que pensar que la procesión y romería a San Pedro, tendría su origen en algunos de estos momentos epidémicos, posiblemente en el siglo XV o, como muy tarde, en la primera década del XVI, aunque la epidemia que está mejor constatada en el Campo de Montiel es la de 1422, con un documento que muestra sus consecuencias en Alhambra, donde provocó una notable mortandad y despoblación (23).

Interior y altar mayor, inicios del siglo XX

La procesión en el siglo XVI, tenía lugar el 25 de abril (letanías mayores), festividad muy ligada a la realización de romerías y de procesiones en las que se cantaban oraciones solemnes, en acción de gracias por haber superado una situación de calamidad o necesidad. Esa tradición de la procesión y romería a la ermita de San Pedro se ha mantenido hasta la actualidad, sufriendo una pequeña variación de cuatro días en la fecha de celebración.

Actualmente la imagen de San Pedro es trasladada a la iglesia de Ossa de Montiel el domingo de Resurrección y devuelta a la ermita, el 29 de abril, festividad de San Pedro Mártir o de Verona, en sendas procesiones y romerías.

El ayuntamiento de Ossa de Montiel colaboraba desde tiempos muy antiguos en la celebración de las fiestas, apareciendo reflejada en las actas municipales del 23 de abril de 1644, la libranza de una cantidad para la caridad del día de San Pedro, con lo que ya se habría trasladado la celebración a dicho día (24).

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Cuarta parte del estudio histórico titulado «Una ermita quijotesca en el Campo de Montiel albaceteño: San Pedro de Sahelices» realizado por Concepción Moya García y Carlos Fernández-Pacheco Sánchez-Gil.


Imagen de portada. Interior de la ermita de San Pedro de Sahelices. Grabado de Daniel Urrabieta del siglo XIX.
(16) En la toma de cuenta a los mayordomos, el cargo eran los ingresos obtenidos, el descargo los gastos, mientras que el alcance era el resultado de restar el descargo del cargo, es decir el remanente de las cuentas, que podía ser positivo o negativo.
(17) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1070C, visita de 1494, p. 396; libro 1068C, visita de 1498, pp. 166-167 y libro 1070C, visita de 1499, p. 315.
(18) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1071C, visita de 1507, p. 424 y libro 1077C, visita de 1511, p. 29.
(19) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1078C, visita de 1515, pp. 30-32.
(20) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1080C, visita de 1526, pp. 995-996.
(21) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1082C, visita de 1536, pp. 383-384.
(22) AHN. OOMM. Santiago. Libro 1085C, visita de 1550, p. 1185.
(23) AHN. OOMM. Santiago. Carpeta 51, documento 4 bis.
(24) ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE ALBACETE (AHPA). Sección Municipios. Caja 25. Ossa de Montiel. Decretos de la villa.