En 1915 fallece D. Alberto Urech y Miralles, momento en que el Castillo de Cervera, pasa a ser propiedad de una de sus hijas, Dª Adela Urech Rodríguez Ayuso (1880-1942) y de su marido D. Ramón Fernández Urrutia (fallecido en 1940) General de Artillería. El matrimonio tuvo tres hijos, Dª.Felisa, D.Vicente y Dª.Mauricia, muy unidos a este pueblo y futuros herederos encargados de administrar de manera conjunta la casa y demás propiedades de la familia.

Aunque en la actualidad, las propiedades de la casa son administradas por varios descendientes, de la familia Fernández-Urrutia, en general podemos señalar que toda la familia continúa visitando asiduamente la localidad de Alameda de Cervera.

El Pozo del Egido

En relación con la “Casa Grande”, tenemos que destacar una de las pertenencias más llamativas que tenía el antiguo Castillo, era el pozo “El Egido o Exido” situado en el exterior del denominado corral del “Beato”, cercano a la ermita y en frente al castillo, donde la población acudía a sacar agua, además de almacenar en dicha corral, la leña que tradicionalmente era para “el santo”. Por otro lado, los beneficios que se obtenían de la parcela llamada “Del Santo” eran para mantener la ermita, hoy en día aunque es una propiedad de la familia Fernández-Urrutia, una parte fue donada al pueblo, que es la correspondiente al parque en honor a D. Ramón Fernández Urrutia.

En referencia al pozo de “El Egido o Exido” debemos aludir que este pozo se caracterizaba por tener forma ovalada cortado por la mitad, decorado de blanco a similitud de los bombos manchegos típicos de la zona. Sirvió de gran alivió para la población cuando hacia el año 1880 el pueblo se vio afectado por una gran sequía, ya que fue uno de los pocos pozos que tenían agua dulce para poder beber. Posteriormente en 1940 quedaría en desuso por no tener agua y entorno a 1980 sería derruido al construir la actual carretera que divide la localidad de Alameda de Cervera.

A modo de conclusión de este breve apartado, tenemos que incidir en primer lugar, que el margen cronológico establecido, se debe principalmente a la constancia de todos los sucesos y litigios relacionados con la capellanía de la Ermita de San  Lorenzo de Cervera. No podemos negar que se trataba de una capellanía bastante apetecible e interesante, principalmente para algunos clérigos, ya que tan solo estaban obligados a dar misa diaria para los trabajadores de la zona, los días de precepto y administrar los beneficios que generaban las tierras asignadas a la capellanía.

Precariedades y privaciones

Periodo caracterizado, como hemos podido comprobar por las precariedades, una de ellas la de tipo económico, ya que la dotación que los clérigos tenían asignada, era en parte insuficiente, sobre todo si tenemos en cuenta el gran coste que suponía el desplazamiento al sitio de Cervera, tanto en caballería propia como alquilada y el mantenimiento de la misma, unido a la inclemencias climatológicas a las cuales, encontramos algunas referencias de Fray Domingo Maria Tondeza en correspondencia con el Vicario donde deja ver … es a mi parecer de mi necesidad absoluta, la residencia allí de capellán por todo la temporada del invierno…

Este era uno de los principales motivos, por el cual la mayoría de los capellanes solicitaban un aumento de su dotación, que en un principio ascendía a 4 Reales de Vellón por misa, en torno a 1787 y de 12 Reales de Vellón en 1806. Tenemos que mencionar, que en un primer momento, el incremento de las dotaciones económicas o ayudas extraordinarias que tan frecuentemente solicitaron fueron destinadas inmediatamente al extenderse tal informe, lo que provocaría que fueran demasiados aspirantes de la villa de Alcázar para Cervera.

También, nos encontramos continuas “disputas” por conseguir la capellanía, donde la mayoría de los solicitantes, alegaban tener a su cargo algún miembro de su familia y finalmente el infravalorar las aptitudes del resto de los solicitantes.

Como ya hemos mencionado, las privaciones no eran algo ajeno a esta ermita, ya que en ocasiones carecía de elementos tan básicos o comunes en otras parroquias, como era un alba de mejor calidad para las ocasiones especiales, parte de sus ornamentos, ropa para el altar, etc. Sin embargo, todas estas carencias materiales, en cierto modo se contrarrestaban, por el cariño y empeño de sus gentes en tener adecentada su ermita, sufragar la dotación del capellán cuando la real hacienda estaba escasa de caudales, aunque al mismo tiempo no debemos olvidar que estamos ante un pueblo exigente, ya que no dudaban en presentar sus quejas siempre que se producía algún descuido en las obligaciones religiosas, por parte de algún clérigo, para lo que se propuso la obligación de residencia en la lugar de la capellanía. Sin embargo, hasta 1806, no se aplica tal obligación, por la resolución de Pedro Cevallos que expone …obligación de residir en el mismo sitio… desde principios de Noviembre hasta Abril de cada año con la asignación de 12 Reales de Vellón y 5 Reales de Vellón en los meses de Mayo a Octubre.

Franciscanos en Alameda de Cervera

En ultimo lugar, aludir de manera especial, la ayuda recibida por parte de capellanes interinos, clérigos de la Comunidad de los Franciscos Observantes, presbíteros de Santa María o de la Villa de Campo de Criptana, que antepusieron ante todas las cosas su deber pastoral, para que las gentes de Cervera no carecieran de oficios religiosos,la cual ejercieron de manera desinteresada y altruista.

Terminado el proceso desamortizador se fueron sucediendo en la ermita de San Lorenzo diversos capellanes como Clodoaldo Cañizares Tejero a principios del siglo XX, haciendo también la función de Coadjutor de Santa Quiteria de Alcázar, a la vez que Ángel Abengózar Sánchez, que residió en la localidad de Alameda de Cervera y también cumplió con sus funciones de Coadjutor de la parroquia de Santa María de Alcázar de San Juan.

Terminada la guerra civil española, los franciscanos serían los encargados de oficiar misa en Alameda de Cervera, años en los que dicha comunidad pertenecía a la parroquia de Santa María de Alcázar de San Juan. Posteriormente le fueron sucediendo varios sacerdotes como el Padre Marcelino (franciscano), D. Patricio Martín Albo (Coadjutor de Santa María la Mayor), D. Amaro, D. Pedro (Coadjutor), D. Ricardo Pinilla Pinilla (Párroco), D. Deogracias (coadjutor) y D. Evaristo Moya.

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Sexta parte del estudio histórico titulado «La ermita de San Lorenzo de Alameda de Cervera (notas históricas)». Autores: Francisco José Atienza Santiago y María del Pilar Sánchez-Mateos Lizcano. Patronato Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan. 2011.